30 de julio de 2016

RESTAURANTE SAMBAL (NOJA): Menú SENSACIONES.... intensas, por cierto.

Casi dos años han pasado desde mi última visita. Me gusta hacer la visita anual a todos mis favoritos y el año pasado por circunstancias ajenas a mi voluntad no “cumplí”. Así que este año no iba a pasar lo mismo. Además mi primo Euke que veranea allí, les visita en ocasiones y me suele poner los dientes largos, con lo que el ánimo se ha multiplicado.


Algunos cambios que me han gustado. Por un lado Angel que atendía maravillosamente la sala ha pasado a colaborar en los fogones con Javier. Hoy compruebo que “ juntos pueden” con todo. Además el número de mesas se ha reducido con lo que la sensación de amplitud en sala es muchísimo mejor y la atención pasa a ser más directa aún. Las gemelas ayudan mucho a ello, jóvenes pero con mucho arte. Muy buenas mesas y muy bien vestidas. Tamaño más que suficiente que se incrementa con el “añadido” para el asunto vinícola.


Mientras Marijo va echando un vistazo al asunto del comer yo me entretengo un rato mirando vinos. Mis gustos por los blancos me suelen complicar un tanto la vida.  Me arriesgo con algo que al menos de nombre no suena demasiado mal.

Señor da Folla Verde. Denominación de origen de Rias Baixas. Mezcla de tres variedades, Albariño, Treixadura y Loureira. Añada 2015. A mi compi le van más los afrutados. En esta ocasión la sensación en boca es un tanto “amargosa” para mi. Un “deje” que no consigo descubrir pero que con el paso del tiempo mejora considerablemente y hace que las últimas sensaciones no sean nada malas. De todos modos no ha terminado de hacerme disfrutar todo lo que el menú ha merecido.



Comenzamos con un pan con cereales que a simple vista no parece tan rico como lo es en realidad.
Decir que la vajilla ha ido cambiando con cada plato y que es de muy buen nivel y muy original y bonita, por cierto. Estupendas copas y muy buen servicio del vino.
Como aperitivo un din-sum de gambón. Presentación de lujo, eso sí, uno es más rústico y “a mano” que sabe mejor. Exquisito. 


Gambón al ajillo. Poco que decir, con la flor del ajo incluída. De untar pan.


Crema de queso Idiazabal, encurtidos y huevas de arenque y trucha. Tan sólo con ver el plato ya disfrutas. Rico, muy rico. Esas “explosiones” en boca….. ese sabor a queso pero sin exageraciones….. Platazo.


Cremme brulee de foie. Curiosa manera de degustar el foie. Caramelo quemado por encima. Buena conjunción. Yo tengo un “pequeño” problema, me gusta tanto el foie que suelo preferirlo sin acompañamientos. Pero vamos, plato consistente.


Lecheritas teriyaki, parmentier y calamar. Las lecheritas entrarían más a formar parte de la casquería que de la carne en sí. Situadas a ambos lados del cuello del animal. Creo que lo de lecheritas les viene por ser de ternera o cordero lechal. Asadas en una salsa dulce, de ahí lo de teriyaki. Y con esa base de patata y trozos de calamar. Conjunción perfecta de sabores diferentes pero bien “casados”.


Arroz marino. Dos minutos menos…. Eso decía después Javier, pero eso para la perfección puesto que está de muerte. Ese sabor marino y potente es impresionante. Y además el grano está suelto. Pecada minuta.


Callos de bacalao. Plato que había probado ya pero en esta ocasión mucho más potente. Sabor a jamón, a chorizo….. Menos mal que era un detalle y no se han pasado con la ración, que ya vamos notando el largo recorrido. Muy ricos, muy sabrosos.


Merluza, salsa de Kinchil, manitas guisadas con algas. Me ha sorprendido mucho este plato. Un tierra-mar excelente. La merluza está perfecta de punto. Esa salsa…. Que casi parece una bizkaina hecha caldo…. Se queda “pegada” a los labios… hummmmm, delicia divina. Acompaña al plato esa hoja verde que sabe a ostra, puro sabor marino.


Lomo de vaca rubia gallega. Una pena la foto, desmerece. La carne impresionante. Parecía casi que estaba “barnizada”. Mucho sabor, jugosa. La acompañan unas estupendas setas. Javier me ha acercado a la cámara frigorífica a enseñarme la pieza de carne. Me comenta que siempre es de buena calidad pero que en esta ocasión se han superado.


Increiblemente Marijo me dice que “tira la toalla”. Creo que es la primera vez que le pasa. Está saturada y no puede con los postres. Realmente ha sido una parte salada muy contundente. Los “añadidos” al menú han pesado demasiado. Incluso yo he pedido una tónica para ayudarme un poco a poder continuar.


El primer postre es un Bizcocho, crema, vainilla y tofe. Me ha recordado la base del bizcocho a un pastel que comemos por estos lares y al que llamamos “Juanita”. Postre muy rico y que a pesar de su apariencia, no empalaga en absoluto.


A pesar de todo, tienen el detalle de sacar a mi compi media ración del postre que finaliza la cena. Un postre que yo ya había probado y que me parecía pecado mortal que ella no lo hiciera. Quesos de Cantabria en texturas. Un acierto este cojonudo postre que tiene sabor a queso pero que a la vez resulta fresco y agradable. Creo que tendrán difícil sacarlo de su oferta.


Tal ha sido hoy la “tripada” que en vez de café me pido una tónica y van dos. Marijo sí que se anima con un cortadito. Larga charla en el exterior con los protagonistas de la noche. Dos estupendos profesionales que saben muy bien lo que se hacen. Creo que debería ser un candidato al “estrellato”. Así lo debe pensar también un simpático erizo que les visita muchas noches.
Hemos pagado, con invitación a cafés y refrescos, 112 euros por los dos menús y el vino. Inmejorable relación calidad-precio. Volveremos..... prometido.

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