2 de septiembre de 2015

RESTAURANTE ASTELENA (Donostia): Un hurra por los Callos de Iñaki.

Estamos ya rematando las vacaciones. Hay que aprovechar el tiempo que dentro de nada volvemos a la normalidad…. Y no quiero, que conste.
Un precioso día, casi caluroso en exceso pero tenemos suerte con la brisa y al final podemos disfrutar de la visita a esta preciosa ciudad.


Muchísima gente, mucho turista de toda procedencia. El mar muy tranquilo y sus playas a rebosar. La zona vieja repleta de buscadores de pintxos, haberlos “haylos” y a cada cual mejor pero a mi me va más sentarme en la mesa, con tranquilidad y disfrutar sin prisas del buen comer y buen beber.




Me habían dicho que en este restaurante se comía bien y además todo lo que había leído así parece demostrarlo, así que hay que probarlo y vaya si lo hemos hecho.
Buen local, buenas mesas. Servicio muy amable y atento en todo momento. Se nos acerca Ander y con él decidimos que nos vamos a beber una botellita de Ribeiro. Me gusta probar cosas nuevas y esta vez hemos vuelto a acertar.

Un Paraguas 2014. Elaborado en Ribadavia (Ourense) con un 86% de treixadura, un 9% de godello y un 5% de albariño. Al parecer la primera vinifica en acero y las dos restantes en barricas de roble francés. Toques frutales y muy buen gusto. Imagino que aún es demasiado joven y que la espera merecerá la pena pero nos ha encantado.


Dos buenas txapatas de pan y como aperitivo nos ofrecen unos vasitos de gazpacho. Rico, fresco, hoy entra que da gusto.


Compartimos al centro una ensalada de cigalas y txangurro. Buenas piezas en su punto exacto. Ricas. Buena conjunción con el resto de ingredientes. Además ensalada en cantidad suficiente de las que no te dejan repleto.


Pasamos a unos estupendos hongos a la plancha con su yema de huevo. Presentada al centro pero a la que hay que romper y mezclar con los hongos para que el plato nos de lo que pretende. Esto, teniendo calidad como la tiene, es un plato de quitarse el sombrero. Muchos recuerdos tengo yo de semejantes “visiones” en restaurantes conocidos. Me apasionan.


Arantza se decide por el Tronco de merluza al horno. Realmente es tronco, no rama. De tamaño más que considerable. Lo acompañan unas estupendas almejas que están fresquísimas y en su punto. El pescado está impresionante. Suave a más no poder. De una calidad suprema y maravillosamente tratado. Un platazo sin tonterías pero que enamora.


Yo he visto por ahí lo de los Callos de Iñaki. Eso hay que probarlo. Presentados en una bonita cazuela roja. Una ración que bien pudiera ser para dos personas pero que remato incluso con la cuchara. Desde luego que están para untar todos los panes del mundo. Bien preparados, muy suaves. Sabor espectacular. El caldo está para morirse de gusto. Lo prometo. Un plato de callos de los mejores que he comido en mi vida y los he comido. Creo que muchas amatxus que los bordan en sus casas, se sorprenderían aquí. Por allí, en una mesa estaba alguien que al parecer algo tiene que ver con ellos y se los ha pedido. Dice que pueden mejorarse pero lo dice con la boca pequeña. Se le nota. Geniales. Si pasáis por allí no dejéis de probarlos.


Preguntamos a una de las amables camareras por el que ella considera su mejor postre y nos recomienda la torrija. Pues menuda recomendación. Está exquisita. Me gustan así, nada secas, jugosas. El helado, que hemos sido incapaces de reconocer estaba casi a la altura de la torrija. Un postre genial, estupendo colofón a una magnífica comida.


Cafecito e infusión invitación de la casa, por cierto y seguimos nuestro paseo, más tranquilos ya. Gracias por la recomendación. Un restaurante de excelente producto, excelente trato y buen precio. 122 euros en total. Espero tener la oportunidad de volver y aunque Donostia ofrece demasiadas opciones, me gustaría  repetir esa cazuelita de callos.   Su página web: www.restauranteastelena.com

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