23 de diciembre de 2018

RESTAURANTE ETXE ZAHARRA-CASA VIEJA (VITORIA/GASTEIZ): Una opción recomendable.


Mi compi es de las que tiene “espíritu navideño”, le encanta eso de las luces de navidad. Así que tenemos que acercarnos a Gasteiz a verlas. Un poco decepción nos hemos llevado, al igual que en mi pueblo, al parecer estamos ahorrando y no hay nada espectacular.  Con un culo, difícil tapar 3 sillas.

Eso sí, gente a rabiar, no sé dónde se meten los días normales. Difícil incluso pasear por sus calles y no te digo cuando tomamos camino del restaurante por la zona vieja, a tope. Curioso el "árbol de navidad" que han preparado con barricas.

Preciosa casona con varios comedores. El grande de arriba, al parecer más para grupos y a nosotros nos acomodan en el de abajo. Buenas mesas y una atención muy agradable. Sus chicas son muy atentas y simpáticas además de buenas profesionales.

Echo de menos una carta de vinos más amplia, sobre todo en asunto de blancos y espumosos. Ya lo dije la otra vez, son muy “riojanos”.
Así que vuelvo a decantarme por un correcto cava riojano que no hace mal papel. Como me suele suceder, cuando un vino no me hace demasiado “tilín”, prefiero beberlo algo más frío, parece que al sentir menos sus matices, disfruta uno más de él. Un Viña Pomal. Cien por cien garnacha. Fácil de beber, burbuja muy fina y aromas a fruta. Me gustan con toques más amargos al final. Lo dicho, un vino agradable.
Arantza necesita calorcito así que sin dudarlo y como ya conoce su calidad, se decide por una crema de rape y marisco que no deja de ser una cojonuda sopa de pescado. Pruebo un poco y realmente está exquisita.

Yo me cepillo una tabla de ahumados. Todos a muy buen nivel. Quizás me quede con el salmón. Buena ración que te deja más que satisfecho.

Mi compi tiene antojo de carne así que “destroza” un buen solomillo. Se lo sacan al punto pero tiene que volver a cocina a darle un buen toque para que esté a su gusto. Una pena que no termine de entrar al trapo con las carnes menos echas pero….. cada cual decide, lógicamente, lo que le gusta o le deja de gustar.

Yo me pido un bacalao al pil-pil Por cierto, muy bien conseguido. Eso sí, aunque rico de sabor, se ve perfectamente que no es un “lomazo” de esos impresionantes pero tampoco se puede pedir por ciertos precios que el producto sea impresionante. Buen sabor y bien preparado, eso sí.

Compartimos un hojaldre relleno de nata con base de natillas que está muy, pero que muy rico.

Menta poleo y el correspondiente cortao cortito de leche y abonamos cien euros que dado lo degustado nos parece un buen precio. Recomiendo el local y si lo hacéis, al reservar, os recomiendo su cordero o su cochinillo al horno.

9 de diciembre de 2018

RESTAURANTE SAN MAMES (BILBAO): En puestos de champions.


Mi querida amiga Marijo ha cumplido un año más y ha tenido el detallazo de invitarme a cenar a este restaurante del que tanto me ha escuchado hablar y además muy bien.
La suerte está de nuestra parte, mañana hay partido y tenemos iluminación extra. Marijo encantada con las vistas.

Extraordinario recibimiento, como siempre, Alberto, un gran profesional y bien acompañado por su equipo.


Nos aposentamos en una de sus cómodas mesas cara al césped y primeramente negociamos un tanto la cena que nos viene. Han cambiado el sistema y ahora ofrecen tres menús. De 6, 9 o 12 platos además de unos aperitivos. Bien aconsejados por él, nos decidimos por el pequeño sin saber lo que nos espera.
Este restaurante mima el asunto del pan y ofrece panes variados todos ellos excelentes. Y su rica mantequilla.


Hoy colgaré foto y nombre del plato y diré que todo ha estado a un altísimo nivel. Algunos platos de los que denominaremos “de riesgo”, con imaginación y acierto.
Comienza el recorrido de aperitivos que hoy ha sido “ligeramente” largo.
Crujiente de arroz, espuma de antxoa y mantequilla de gambas.
Tartar de vieira y langostinos, pimentón y huevas de trucha.



Ostra al natural, verduras escabechadas y codium.



Gamba roja marinada, caviar y aire de jengibre.

Ravioli de cale, calabaza y ricota con caldo reducido de txampis.

Pasamos ahora ya al menú en sí.
Kokotxa de bacalao, pilpil y habas tiernas.

Yema curada y ahumada, hongos y trufa.

Alcachofa, guisante tierno, berberecho y queso de cabra.

Curioso detalle refrescante para pasar al pescado y limpiar la boca. Super-refrescante.

Salmonete, cantharellus y caldo de manitas.

Solomillo, boniato y microverduras.

Tostada cítrica especiada y almendra.

Alberto me sorprende al ofrecernos un vino que yo imaginaba ya desaparecido. Me alegro de que algunos lo guarden. Es un viejo conocido pero la cosecha me pilla de sorpresa. Un txakoli Itsamendi 7 del año 2008. Increible como conserva la acidez, increíble ese color limpio. Evidentemente distinto a lo que podemos pensar en uno de nueva añada. Un vino más “hecho”, más “tranquilo” pero que a mi me gusta mucho más. Da gusto ver la evolución en botella de algunos vinos que ni siquiera los creadores hubiesen pensado llevar a estos niveles. Riquísimo.

El precio del menú de 6 platos es de 45 euros,  incluyendo dos aperitivos. Larga charla con Ion, el chef del restaurante, un buen tio con las ideas muy claras. Espero que, aunque cada vez confío menos en la justicia, reciba el premio que se merece.

2 de diciembre de 2018

RESTAURANTE YANDIOLA (BILBAO): Elegante, muy elegante.


Mucho tiempo sin pasarme por aquí. Situado en el edificio de la Alhóndiga de la capital bizkaina. Quizás sea uno de esos restaurantes en los que cuando entras por la puerta sabes que estás en un sitio “elegante”, de los que invitan a comportarte bien, a guardar un silencio relativo y no molestar.

Me alegra ver que pese a ser viernes y ser último de mes, el comedor está casi completo. Esto suele ser buena señal.
Nos aposentan en una de sus bien vestidas y amplias mesas. Nos acercan las cartas aunque yo ya venía con la lección aprendida en cuanto al vino que íbamos a probar.

Dejo que mi retoño vaya echando un vistazo a su variada carta. Tienen una curiosa propuesta de un menú maridado con sus cócteles, pero hemos venido a probar otras cosas.
Estupenda oferta de panes, a cada cual más apetecible. A lo largo de la cena hemos probado unos cuantos, todos ellos de un altísimo nivel.

Aperitivos en forma de aceite y un cojonudo salmorejo. Finísimo, con sabor pero sin exagerar. Fresco a más no poder, muy rico.

Unos cantharellus a la brasa que estaban simplemente de muerte. Riquísimos.

Láminas de bacalao extragelatinosas. De nuevo producto de mucha calidad y perfectamente trabajado.


Tacos de salmón ahumado de Keia. oliva negra y aceite picual. Otro plato donde el producto destaca y que simplemente con un toque genial, poco o más bien nada puede uno achacarle. Estupendo.

Nuestro Steak Tartare de solomillo. Me ha sorprendido mi hijo con su elección. Pero cada día es más valiente y atrevido y se está llevando unas sorpresas muy agradables. Hoy ha sido una de ellas. Genial.

Para beber, como ya he dicho, tenia claro la opción. Un champagne de pequeño productor. Un champagne de los denominados parcelarios.  Se elabora con uvas de dos parcelas vecinas.  Fermentado y criado en barricas y fudres de roble. Se elabora con una sola añada. Crianza de al menos cuatro años. Larmandier Bernier Terre de Vertus Premier Cru Non-Dosé. Un vino seco, con un ligero amargor final. Aquí el azúcar brilla por su ausencia. Burbuja muy, pero que muy fina. Estupenda nariz y una acidez destacable. Persiste en boca, persiste mucho tiempo. De esos que duran toda la cena pues el trago invita al paladeo.
Raviolis de pichón con hongos, salvia y queso trufado. Plato delicado, con sabor. Genial mezcla de sabores pero no explosivos, no, muy bien domados.

Ambos habíamos leído uno de nuestros platos preferidos, de cuchara o tenedor, como uno prefiera. Concretamente sukaldi, ese estofado de ternera de los que tantos y tantos concursos tenemos en nuestra tierra. Una ración para compartir. Aquí la expectativa nos ha jugado una mala pasada. Esperábamos…. Esto

Y nos hemos encontrado con esto…..

De calidad no discutimos, buenísimo. Pero quizás en este tipo de platos prefiera yo más clasicismo. Como siempre, todo es cuestión de gustos. Eso sí, sin pegas, calidad de la carne indiscutible. 


Curiosos los detalles en forma de conguitos variados que puedes degustar a tu antojo. Si los pillo con hambre no queda ni uno.
Rico cafecito y abonamos la cuenta. El champagne son 67 euros que está muy bien de precio. La cena sólida nos sale a 55 por barba. Estupenda relación entre lo degustado y lo pagado. Un restaurante de mucho nivel de esos muy agradables para una cena romántica.

18 de noviembre de 2018

RESTAURANTE REMENETXE /MUXIKA): Humildad, divino tesoro.


Poco, cada vez menos me cuesta acercarme hasta este precioso restaurante donde me tratan demasiado bien. Si uno quiere encontrar un vino diferente, probar algo nuevo y encima aconsejados por un profesional como la copa de un pino, éste es, sin lugar a duda alguna, uno de los mejores restaurantes a los que acudir.  Encima, acompañado todo ello de una buena cocina y de un estupendo servicio de sala.

Un sitio, de los pocos, donde voy más a escuchar que a hablar, donde he aprendido mucho de lo poco que sé de vino. Eso sí, desde el piropo que me echó un compañero de catas, me siento mucho mejor. Me dijo que yo sé perfectamente lo que me gusta y que ellos están intentando saberlo.

Pues nos acomodan en “nuestra” mesa y dejamos que tanto Jonan como su amatxu, nos cuenten un poco lo que podemos degustar hoy.
Como ya estaba avisado de nuestra presencia, había decidido un poco ya nuestra botella. Pero como siempre, me presenta alguna otra opción que desecho rápidamente en cuanto escucho aquello de “yo bebería este”. Pues dicho y hecho.
Un vino espumoso que no está dentro de la denominación cava por motivos de la altura donde se aposentan sus cepas (550 mts).  Un Cuvée esplendor Vardon Kennett. Variedades Pinot Noir, Chardonnay y Xarel-lo. Concretamente un 2013. Crianza mínima en botellay sobre sus lías de 30 meses. Podemos pensar tranquilamente que estamos bebiendo un  champagne. Finísima burbuja perfectamente integrada. A la frescura y fruta que le aportan la Chardonnay y la Xarel-lo, se une maravillosamente el cuerpo que le aporta la Pinot noir y además ese ligero amargor que te permite beberlo mucho más pausadamente. Uno de esos vinos que están consiguiendo que uno ya no se conforme con cualquier cosa. No sé si esto es bueno o malo pero que me quiten lo “bailao”. Riquísimo.
Comenzamos degustando un entrante en forma de ventresca con su vinagreta. Refrescante.

Nos emplatan individualmente un revuelto de cantharellus. Esto está impresionante. Aburro mucho, lo sé, pero placer de dioses al alcance de cualquier humano.

No nos poníamos de acuerdo en cuanto al pez a elegir y nuestra anfitriona nos lo pone facilísimo. Un rape de tamaño mediano para Aran y medio rodaballo para mi. Esto es un lujo y no te cuento lo bien que estaban trabajados ambos. Nada que objetar. Carne suelta, punto perfecto. Sabor a raudales. Lógicamente probamos de los dos para comparar. Quizás hoy, tenga que doblar la rodilla y darle la razón a mi compi, quizás el rape un puntito por encima. Pero no ha quedado ni rastro.


Como esta chica se cuida mucho, decide no comer postre alguno, así que me lo pone fácil. Otra de las cosas que no tenéis que dejar de probar si pasáis por aquí es su queso. De los mejores quesos que he probado jamás y que me encanta repetir. Rico, muy pero que muy rico. Acompañado de un poquito membrillo que no es demasiado necesario pero que siempre da un toque especial a cualquier queso.

Jonan me presenta algo que no había probado jamás para acompañar el postre. Un vino dulce hecho a lo “antiguo”. Un Postremus. Ni más ni menos que cinco kilos de uva son necesarios para obtener un litro. Uvas sobremaduradas con una larga fermentación. Mucho azúcar y temperaturas muy bajas. Llamados “vinos de paja” dado que las uvas secan un tiempo sobre paja.
Vino con tonos ambarinos, con toques de compota, higos secos, ciruelas, manzana asada. Destaca su acidez. Una sensación muy agradable en boca que invita a un trago muy pausado. Mejor que un caramelo, sin duda.
Salimos a la barra, nos tomamos un cafecito y una infusión  y “aburrimos” a Arantza con nuestra charla sobre líquidos elementos. Pero creo que es de inteligentes escuchar a quien sabe, cosa que cada vez se practica menos.
El precio de la cena de hoy ha sido de los que demuestran su generosidad, así que sin más, eskerrik asko. Como siempre, un verdadero placer. Nos vemos dentro de poco en esa cata de espumosos para finalizar el año en curso.


11 de noviembre de 2018

TABERNA BOKA-DOS (VITORIA-GASTEIZ): "Picoteo" de altura.


Situado en Lakua, zona de impresionante crecimiento de la capital alavesa. Todo edificios nuevos, familias relativamente jóvenes. No termino yo de moverme con soltura entre sus calles.
Asier, sobrino de uno de los propietarios de Boka-Dos, Fernando Etxebarri tiene pendiente pagarme una apuesta perdida y quería traerme aquí pero es muy joven y su vida muy ajetreada, así que me he decidido a venir por mi cuenta.

Local muy amplio. Zona de barra con mesas altas y bajas para degustar sus múltiples propuestas. Hoy en día es una opción que da mucho juego. El cambio que se está produciendo en los asuntos del comer y cenar hace que sea imprescindible tirar hacia este modo de gestión. En la calle tienen incluso un pequeño huerto urbano del que hacen un muy buen uso.

El comedor es grande, sin tonterías, con mucha luz. Mesas correctas y de tamaño suficiente. Un menú de fin de semana que no tiene mala pinta y una carta con interesantes propuestas que además juega con producto s de temporada que explican detalladamente para poder decantarte hacia un lado u otro.

Estaba Fernando “avisado” de nuestra visita, hoy ha comido aquí la familia, sesenta años de casados llevan sus padres. Eso son muchos años. Zorionak de mi parte. Así que charlamos un rato pues hemos llegado temprano. Luego , poco a poco, van llegando comensales más tardíos. Eso sí, la zona de bar está a rebosar.

Le pedimos que nos vaya sacando alguna de sus propuestas de picoteo, medias raciones para poder así, probar el máximo posible. Estoy con Arantza y ella manda, así que me quedo con ganas de alguna cosilla. Ya tendremos oportunidad.
Comenzamos con media ración de unas ricas croquetas de jamón. Crujientes y sabrosas con más que suficiente producto en su interior.
Rabas de calamar con harina de garbanzos. Están estupendas.

Como detalle que no hemos pedido, Fernando nos obsequia con unos cojonudísimos mejillones de roca. Tamaño txiki. Riquísimos, hacía tiempo que no los comía sí.

Morcilla de autor. Acompañada por unas “angulas de monte” unos pimientos rojos asados y una “mermelada” de pimiento. Riquísima la morcilla. Crujiente piel que degusto sin problemas. Incluso mi compi se ha animado a probarla y no le ha disgustado. Muy, pero que muy rico plato.

Tiras de pollo con panko acompañadas de una salsa barbacoa. A mi esto me encanta pero a la que tengo enfrente le apasiona. Como en este caso la “media” ración más bien parece entera, se me ocurre decirle al camarero que nos la retire sin terminar….. casi me “muerde”. Así que se la ha terminado disfrutando a más no poder.

Lomo de merluza. Presentada “a lo antiguo”. Con su espárrago y su trozo de huevo cocido. Calidad del producto. Jugosa. Nos la preparan en platos individuales. Muy bien conseguida.

Terminamos ya con muy poquitas ganas de comer, esto es ya puro vicio, con unos trozos de taco de txuleta. Aran pide que le hagan un poco más un par de trozos. De intenso sabor, rica la carne. Todo de aprovechar.Patatas hechas al momento y un par de pimientos verdes. Rico final para una estupenda cena.

La carta de vinos, sobre todo de blancos y espumosos es corta y tengo pocas opciones para elegir así que prefiero ir a lo seguro con una botellita de Juvé & Camps . Como siempre, cumplidor.

Infusión y cortao y abonamos los 60 euros totales, el cava son 22. Interesante opción en una zona de mucho futuro en Gasteiz. Más pensado en el picoteo de nivel pero que sirve tanto para un roto que para un descosido. Nos ha gustado la propuesta así que volveremos.