27 de diciembre de 2017

RESTAURANTE ANDRA MARI (GALDAKAO): A la salud de las chicas del Andra Mari.

Como corre el tiempo. Me parece imposible que haya pasado tanto desde mi última visita a este icónico restaurante que tan cerca tengo de casa.

Curiosamente mi compi de hoy, Aran, no lo conocía. Pero aun siendo un poco complicada en asuntos del comer, sé perfectamente que aquí va a disfrutar, tiene opciones y muchas.
Precioso caserío y bien equipado. Excelentes mesas bien vestidas, amplias. Un servicio ejemplar, muchísima profesionalidad y simpatía y un saber estar que se acomoda al momento y al estilo del comensal.
Buenos panes para elegir y yo, poco innovador en estos asuntos, me tiro de cabeza a mi preferido, el de maíz. Mira que me gusta…


Para beber y estando en las fechas que estamos y qué narices, que nos encanta, nos decidimos por un estupendo cava. Un Juvé & Camps Gran Reserva. Con una crianza de 42 meses en rima. Variedades Chardonnay, Xarel-lo, Macabeo y Parellada. Es un cava que no producen todos los años, sólo lo hacen en añadas excepcionales. Mucha fruta presente pero una acidez controlada que lo hace muy atractivo. Burbuja fina y perfectamente integrada. Resulta casi cremoso, de trago largo y persistente y una permanencia reseñable en boca. Un cava que marida a la perfección con cualquier plato que te pongan por delante.


Nos obsequian con un aperitivo en forma de una especie de galletitas con sabor a queso y un estupendo vermut que hacen ellos mismos. A mí el de siempre no me hace gracia pero estos nuevos que parecen en parte un moscatel, me encantan.

De nuevo otro “regalo” en forma de vieira con mezcla de sabores que está también a la altura esperada.


Continuamos con una de las mejores sopas de pescado que he probado jamás. Con materia prima abundante y de calidad excelente y con un caldo de esos gorditos que tiene un sabor exquisito. De las que te dejan el cuerpo preparado para lo que sea menester.


Arantza es un tanto “cuadriculada” para el asunto de los peces y en cuanto ha escuchado lo de rape pues para que va a pensar más.  Pues ha acertado de pleno. Disfruta como lo que es, una “txikilla”. Me ha permitido darle un bocado y la verdad es que está impresionante.


A mí las dudas se me han disipado al escuchar una de mis “palabras mágicas” : CaracolesMuy típico de estas tierras degustarlos también en estas fechas a pesar de que no sea su mejor momento pero sabiendo guardar……..
Una generosa ración con una salsa de quitar el hipo que me hacen pasar uno de esos momentos que difícilmente puede conseguir un plato de los modernos. Creo que pierdo las formas incluso, me olvido del mundo y disfruto, simple y llanamente, disfruto.


Llegamos a los postres y de nuevo mi compi, para “variar”, se va de cabeza a su postre preferido, la torrija. Pues de envidiar el rato que pasa ella ahora. Está inmejorable.


Y yo tengo la ocasión de comer algo que hacía ni sé los años que no probaba. Una compota, pero de las que me hacía mi amatxu, de las que cuando llegaba a altas horas de la noche o casi mejor dicho a primeras horas de la mañana, me encontraba fresquita en la nevera y pasaba momentos a recordar. Muy rica, más bien riquísima. Qué recuerdos……


Un cafecito, una infusión y unos detalles golosos. Abonamos la cuenta que ha sido de 138 euros. Teniendo en cuenta que el cava supone algo más de 40 me parece un precio ajustadísimo. Un restaurante que no falla nunca y al que merece la pena volver.

18 de diciembre de 2017

RESTAURANTE REMENETXE (MUXIKA): La cena de la espuma.

Última cata del año de las que celebra el Remenetxe y dadas las fechas qué mejor que hacerla con espuma. Además con unos vinos de una bodega de esas que premian por encima de todo la calidad, sin caer en la tentación de grandes producciones tirando por el suelo lo selecto. Concretamente hoy catamos 6 vinos diferentes de la Bodega de Jaume Giró i Giró, de Sant Sadurní d´Anoia.


Bodega que gusta de lo artesano, de lo manual, del buen hacer. Cosas curiosas como esas garrafas donde se hacía el “vino rancio”, exponiéndolas al sol sin llenarlas del todo, con potencia de alcohol y de azúcar.


Decir que por encima de todo, nuestro anfitrión, Jon Andoni Rementeria es una “enciclopedia” de los vinos. Además de un tremendo apasionado. Hoy aprendemos, al menos los completos ignorantes como yo, muchas cosas sobre los vinos espumosos. Curiosidades que nunca hubiese pensado. Esas complicaciones del embotellado por la tremenda presión que hacía que las botellas se rompiesen y llegasen incluso a matar a algún que otro trabajador.


Curiosidades de como descubrieron que el poder calorífico del carbón, superior al de la madera, hizo que las botellas inglesas aguantasen mientras que las francesas no.

Por supuesto nos habla de las diferenciaciones de los cavas por su grado de azúcar, por sus meses de crianza… No cansa escucharle pero hoy también hemos venido a cenar y a beber. Hoy disfrutamos de nuevos compañeros de mesa. Algún novato como nosotros, otros no tanto y ya duchos en la materia y una jovencísima peñafielense, Elia, que pese a su juventud es ya la sumiller en el Asador Molino de Palacios de Peñafiel.

Comenzamos con una caliente y rica sopa de ajo que degustamos acompañada del Brut Reserva.


Continuamos con el micuit con mermelada de albaricoque, en esta ocasión es el Brut Nature Reserva el cava elegido por Jonan.


Pasamos a un plato que ya conozco sobradamente y del que nunca me cansaré, las pencas rellenas con delicias de la huerta. Le toca el turno al Rosat pinot noir brut. Cien por cien Pinot noir y 12 meses de crianza.


Disfrutamos ahora de una cojonuda morcilla y de una estupenda txistorra con un Grandalla brut gran reserva 2011.  Una crianza de 42 meses. Mezcla de Xarel-lo, Parellada, Macabeo, Chardonnay y Pinot noir.


Como último plato salado del menú de esta noche, nos metemos unas estupendas carrilleras de ternera y un Montaner brut nature gran reserva es el encargado de hacérnosla más sugerente. Larga crianza de 44 meses. No puedo remediarlo y repito carrilleras.


Y para el postre, unas natillas con frutos silvestres  con las que probamos un curioso cava “dulce” que precisamente de dulce tiene más bien poco, un Sweet reserva.  16 meses de crianza y la mitad de uva Xarel.lo. Un cava que puede beberse tranquilamente con cualquier plato, como uno más.


Buen nivel de cocina, ya lo conozco sobradamente, un muy buen servicio y un precio ajustadísimo por todo lo disfrutado. 55 eurillos café incluido.
Pasamos a esa copa negra que tanto “miedo” da. Hay que acertar pero simplemente con nariz uno de los seis cavas catados.  Hoy han sido muy pocos los acertantes, ni qué decir que yo no he sido uno de ellos. Por cierto, el cava era el rosado.



Premios para los más aventajados y otros de consolación para el resto. La sobrina de Andoni usa su mano inocente que al parecer no se lleva bien conmigo. J A ver si para la próxima. Un placer, hemos disfrutado inmensamente. Eskerrik asko al Remenetxe y a la bodega Giró i Giró.

15 de diciembre de 2017

DOS BUENOS CHEFS, UN SUMILLER MÁS QUE REGULAR Y UNOS COMENSALES UN POCO PROTESTONES.

Cansado estoy de repetir que si algo me ha aportado esta afición por el buen comer y el buen beber ha sido, sobre todo, la oportunidad de conocer a infinidad de personas nuevas. Con algunas de ellas he creado cierta amistad y ello nos lleva a que nuestras conversaciones giren mucho en torno a los asuntos sólidos y líquidos y a animarnos mutuamente, cosa excesivamente fácil, para conocer restaurantes o para juntarnos en torno a una mesa y degustar las infinitas delicias que nos ofrece la naturaleza.


En esta ocasión hemos vuelto a la casa de nuestro amigo Pepe. Las fotos están hoy por aquí, a su libre albedrío.

Tras un par de indecisiones, llegamos a un buen acuerdo. Tenemos un encargado de prepararnos un pescado y otro que se encargará del comienzo de la velada. A mi, como “conocedor” del mundo líquido, me encargan los vinos. Si eso de que en el país de los ciegos el tuerto es el rey………
Tras un par de paradas en las “ermitas” que encontramos de camino y probar algún txakoli, nos acercamos a Beotegi en un día que no nos permite disfrutar de su maravilloso paisaje.


Tenemos un maravilloso fuego bajo encendido y los aperitivos esperándonos. Unas aceitunas y unas cojonudas antxoas. De Laredo por cierto. Esto es un puñetero vicio. Estas las “afeitan” con triple cuchilla por lo menos. Ni un “pelo”. Están para comerte todas las que puedas y más. Yo pido encarecidamente que no abran más latas pero encargo unas cuantas para degustarlas tranquilamente en días venideros.


Mientras uno de los chef va liándose con el bacalao y las kokotxas, el otro se pone manos a la obra con la sopa de pescado que tienen a medio preparar.


Y comenzamos con la apertura de los vinos que vamos a ir probando a lo largo de la jamada.

El primero es un vino poco comercial pero muy rico, un Azoi, regalo de Raúl, un compi muy generoso y pequeña enciclopedia del mundo del vino. Una maravilla curiosa, el listón está muy alto.
Seguimos con un ribeiro, en concreto un Villa los Colibríes. Un poco joven pero sin ser nada del otro mundo es una demostración de los avances que están teniendo estos vinos. Está bien rico y del gusto general.

Abdu,  compañero de andanzas y que regenta un bar en nuestro pueblo nos ha sorprendido con una botellita que tenía guardada, un albariño Val do Sosego cosecha 2014. Que gozada esto de catar vinos con algún añito, ver una evolución interesante. Rico.
Diremos que la sopa de pescado de Javi está simplemente espectacular. Lleva producto de primera calidad, txipis, rape, merluza, almeja….. esa textura que más parece una fina salsa que un caldo. Dos platos han caído y uno que se tiene que cortar sabiendo lo que le espera.


Las kokotxas muy ricas, Patiño, nuestro segundo chef tenía en mente untar unos huevos en la cena con lo sobrante y con ese pensamiento se le ha ido un tanto la mano con el aceite pero se lo perdonamos todo.


El bacalao, con similar problema de ligazón está para untar sin conocimiento ese pan casero que nos hemos “plinplao”. Repetimos a la noche con más vicio que apetito. Al día siguiente ellos disfrutan de esa salsa sobrante de la que me hubiese llevado un buen “taper”.


Un vino que no me ha convencido ha sido el cava rosado. Un Elyssia. Demasiado afresado pero no una fresa golosa y agradable. Dicen que al día siguiente han abierto otra botella y que les ha gustado más. Quizás la temperatura, quizás las expectativas que lo hacían un buen cava en relación a su precio. No lo sé pero no ha sido precisamente lo mejor de la velada.


Tenía yo guardado un poco de carne en casita y lo hemos preparado a la leña. Una txuleta y unos filetes. Carne de mi propio pueblo. Desgraciadamente un par de nuestros comensales son de “suela de zapato” y la degustamos demasiado hecha por lo que pierde un poco. Pero está rica.



Esto ya lo acompañamos con un espumoso gallego, un Valtea brut. Albariño cien por cien. Pues ha gustado mucho. Tiene potencia, frescura, acidez. No resalta en demasía la fruta. Buen acompañante para muchos platos, sin duda.



Nuestra única fémina, Mertxe, nos deleita con un membrillo casero para acompañar al queso de la zona. Lo dije y lo digo, un membrillo que ha ganado mucho con el queso. J  Quizás soy más de más azúcar. En mi opinión está poco dulce y por el color se nota, “demasiado hecho”. Pero en combinación con el rico queso me he puesto las botas. Así que … que nos quiten lo “bailao”.



Terminamos con un champagne, un Le Carrosse. Lo encontré a 20 euros la botella y “tonto” de mi no compré más que 2. Tenía que haberme traído todas las existencias. Esto ya es otra cosa, sin ser un champagne excepcional está cojonudo, con mucha presencia de fruta y con estupenda acidez y burbuja integrada. Para otro día de principio a fin una cosa así y menos lío mental.
Un cafecito rico que nos prepara Abdu y unos “reconstituyentes” que nos prepara Javi.


Una maravilla de velada, buena charla, buen humor, buena comida, buen vino……. Dicen que hay que cuidarse y creo que nosotros lo hacemos estupendamente. Como no puede ser de otro modo ya está en marcha la próxima, al parecer en forma de un arroz con bogavante. Pues próximamente en sus pantallas. Un placer, eskerrik asko a todos por la compañía.

10 de diciembre de 2017

RESTAURANTE AIZIAN (BILBAO): Una liebre, tres compases.


Aprovechando que padre e hijo estamos “de Rodríguez” nos acercamos a la capital a disfrutar de una estupenda cena. Hoy es uno de esos días, cada vez hay más, en lo que antes de, ya sabes que vas a gozar.
Aizian es, sin duda alguna, uno de los referentes claros de Bilbao. Un restaurante elegante, con un maravilloso servicio y una cocina de altísimo nivel.


Para Ioritz es su primera vez, yo ya he tenido unas cuantas oportunidades de disfrutar de su cocina y de sus excelentes cocineros al mando de Josemi.
Dejo que el txikito vaya echando un vistazo a su larga carta, con muchas referencias, sobre todo en cuestión de entrantes. Que vaya pensando en algo diferente.

Mientras tanto, ayudado por la jovencísima sumiller, voy intentando elegir un vino que nos guste a ambos y a ser posible que no hayamos probado. Mi memoria es muy frágil pero creo que no lo había catado. Un albariño, un Nora da Neve, cosecha 2015. Cien por cien albariño y con una crianza sobre sus lías de medio año en barricas de roble francés. Pues ha sido curioso el asunto. Hemos disfrutado no de un vino, hemos disfrutado de tres. Comienza con fruta, a nuestro parecer demasiada. Nos hemos dicho que no era precisamente lo que queríamos. Al cabo de un rato ha aparecido una acidez marcadísima, casi excesiva. Pero el vino ha necesitado al menos media hora para expresarse realmente. La fruta ha ido perdiendo intensidad y la acidez se ha contralado. Ha pasado a ser un vino mucho más agradable, más sedoso. Creo que con uno o dos años de botella este vino resultará mucho más interesante. Tengamos siempre en cuenta que el que escribe es un completo ignorante en estos asuntos pero no lo es en sus gustos personales. Nos alegramos de la elección.



Comenzamos con unos aperitivos en forma de vasito de una crema que recuerdo lleva foie y un salmón con una excelente crema. Eso de no apuntar hace que no recuerde la mitad de los nombres pero ambos a un nivel altísimo. Han volado literalmente del plato.


El pan, del que te sacan tres variedades para elegir, es otro punto fuerte del local. Yo no puedo evitar irme a mis pasiones. Pan de maíz, riquísimo. Mi compi va cambiando y al final prueba todos ellos. Uno con aceituna y el otro de masa madre.
Han tenido la amabilidad de emplatarnos todo lo degustado en raciones individuales, incluso algunos no tan sencillos de repartir. Un detallazo a agradecer.

Tomates en texturas con mousse de antxoas en salazón, olivas negras y albahaca. Un plato genial. Alta gastronomía. ¿Dónde puedes comer algo así? Delicado, suave, sabroso. Texturas y sabores marcados.



Raviolis de rabo de buey con caldo concentrado de cocido-manitas, berza frita y pan de algas. Sabor potente el del interior de los raviolis. Increíble el sabor de la berza. Caldo de comer con cuchara. Plato que llega a la nariz en cuanto se posa en la mesa. Genial.


Rape asado con carbón de txipis y crema de apio-nabo. Uno de los mejores pescados que he tenido el lujo de degustar. Increíble textura y sabor del rape. Generalmente suelo dejar que mis acompañantes expresen sus opiniones antes de decir nada. Cuando escribo no sólo aporto mis emociones, suelen ser compartidas. El ha sido quien ha comentado que era un pescado cojonudo. Curioso ese carbón, esponjoso de txipis. Es puro sabor a salsa de txipirón.


El txikito es cada día más “osado”. Le encanta probar cosas nuevas, platos que uno no suele poder degustar en casa. En esta ocasión se decide por la liebre. Una liebre cocinada de tres maneras distintas. Un muslo que quizás ha sido lo mejor. Marinada, curioso sabor y más clásica, estofada. El txikito se queda con el muslo pero yo me quedo con el plato en general. Perfectamente “domada” la carne. Suave a más no poder y sabores marcados y diferenciados. Tres platos en uno.



 Ya me comería yo bien a gusto una de esas tartas de queso azul pero estando con quien estoy, obligatoriamente degustaremos una tabla de quesos, eso sí, sin que mermeladas o membrillos lo lleguen a rozar siquiera. Mira que es quisquilloso…..

Pues a por ellos. No estábamos muy seguro de por dónde empezar aunque teníamos clarísimo dónde teníamos que terminar. Así que hemos ido probando tranquilamente. Un Idiazabal curado, un comté, un Idiazabal ahumado, un desconocido para mi del que no recuerdo nombre y un azul de Iparralde que imagino será un Itxassou. Todos están riquísimos, todos tienen sabor. Nos ha impresionado mucho el ahumado. Generalmente tienen un toque lógico a humo pero éste se sale. Notas ese humo, notas esa leña quemada. Nunca me había pasado. El azul está para untar sin conocimiento en esos panes que acompañan la tabla. Las mermeladas, cosa mía, merecen aunque estos quesos no necesitan ayuda alguna.


Cafecito de alto nivel y allí que nos acompañan esos detalles fin de fiesta. Hoy había novedad. A la teja y el puro chocolate le acompañaba un pequeño bombón de chocolate al Baileys. Disfrutando que es gerundio.


El total de la cena han sido 128 euros. El vino son 28 luego un precio ajustadísimo para su altísimo nivel de local, de servicio y de cocina.