Otro “mástil” que pierde
nuestro Ayuntamiento. Otro suertudo que se nos jubila. Menuda racha que
llevamos. Esperemos que “el barco” pueda seguir navegando ahora que pasa de
barco de vela a barco de motor. La “vieja guardia” nos deja, viejos vicios
desaparecerán. Aunque quizás me den más miedo las “nuevas adquisiciones”.
Me gustan más este tipo de
eventos, no los multitudinarios donde muchas veces la gente va por hacer bulto.
Hoy estamos más los “cercanos”. Aprovechando las amistades el lugar elegido es
el txoko de Lezama. David tiene “enchufe” y es socio a pesar de no tener los
derechos pertinentes. Así que le han endiñado el “marrón”.
Quedamos en Bideko. Un
estupendo restaurante que me trae muy buenos recuerdos. Se come muy bien aquí.
Uno de mis “platos para el recuerdo” lo degusté aquí. La mejor ensalada de
láminas de bacalao que he probado jamás. Nos vamos juntando, tenemos que
recoger algunas cosas para completar el menú. Como no puede ser de otro modo los puntuales
somos los de siempre. Las 2, hora de
quedada, se ha convertido en las 3 y media….. Mi estómago reclama su sustento.
Me acerco con David y Nerea al txoko a preparar las mesas.
El día es frío, muy frío pero el “aldeano” es listo y ya tiene encendido el fuego bajo. Qué sensación más agradable la de un buen fuego de leña. Allí que va a parar unas estupendas morcillas de mi pueblo. Mira que me gustan…. Además es que están impresionantes. Raro es el que pasa por Laudio y no se lleva alguna.
El día es frío, muy frío pero el “aldeano” es listo y ya tiene encendido el fuego bajo. Qué sensación más agradable la de un buen fuego de leña. Allí que va a parar unas estupendas morcillas de mi pueblo. Mira que me gustan…. Además es que están impresionantes. Raro es el que pasa por Laudio y no se lleva alguna.
Hoy la cosa va de producto
local. De lo mejorcito de la zona. Tenemos realmente una suerte tremenda.
Mientras esperamos al resto vamos troceando un estupendo queso vecino del
lugar. Por estos alrededores se hacen excelentes quesos. No puede uno, ni
tampoco quiere, evitar ir dando cuenta de él. Sin “educación” alguna. Está
cojonudo.
La ensalada de pulpo y
patata, preparada en Bideko es el siguiente paso en nuestro recorrido. Muy
rica, una pena es que la espera la haya convertido en algo muy frío. Esto está
más rico “aldelte”. La salsa que nos han puesto como compañía aparece casi al
terminar pero en estas situaciones estas cosas suelen pasar.
Detalle importantísimo el del
pan. Tenemos la suerte de comer uno de los, en mi opinión, mejores panes que
conozco. Un pan que es PAN de los de verdad. Pan de Azkoaga. Uno de ellos muy a
mi gusto, bien hecho, crujiente. Potente corteza y miga.
El plato de pescado nos llega
también del restaurante. Lo que algunos hemos dejado por merluza ha resultado ser pescadilla. Bien bañada por esa salsa de txipis. Pues está finísima. A mi… la cosa es darme
buena jamada. La cazuela queda limpia, la “buena educación” y la poca confianza
hace que el unte brille por su ausencia hoy.
Pasamos ahora a degustar unas
txuletas.
Aportadas generosamente por David. Txuletas de animales criados por
él. Una de buey, más roja, las otras de unos novillos que tiene que son cruce
con Wagyu. Un mundo esto del Wagyu y del Kobe. Mucha leyenda urbana. Realmente
lo que aquí se vende como tal no le es. Son cruces de diferentes razas. Pero
quizás hoy hayamos degustado lo más parecido a esa excelente carne japonesa que
no está al alcance de cualquier bolsillo. Del mío no, desde luego. Esta carne
tiene un sabor especial, diferente. Poco que ver con esas txuletas de vaca
vieja. El kobe de calidad superior tiene
esa grasa “descarada” como podéis ver en la foto.
De postre, como no, tenemos
milhojas, De las de mi pueblo. Otra maravilla. Famosas donde las haya pero con
fama merecida. Las milhojas de Quintana. Una pena que mi tocayo, el encargado de traerlas no haya tenido en
cuenta el “beste bat” y no hayamos podido repetir.
Nos prepara el anfitrión un
cafecito que bien pudiera pasar por café de putxero. La explicación no es otra
que como luego tiene cena ha rebajado la cantidad pues no hay demasiado. Pues
el resultado ha sido más que satisfactorio.
El asunto de los vinos
también viene de Bideko. Los de los tintos han catado un par de vinos pero los
del blanco hemos podido bebernos un par de UNOs. Uno de 2013 y el otro de
2014. El 13 ha perdido un tanto. Puede
ser la botella en concreto, he bebido alguno riquísimo. Hoy le ha ganado el más
joven. Está rico este txakoli, la verdad es que sí. Yo aporto una de Gravonia
2006 que no tiene el éxito deseado. Dicen que está muy “seco”. Ese toque a
madera es lo que tiene. A mi me encanta pero no al público en general. Mejor, que luego se
termina y no hay más.
Acompañado por mi amigo
Koldo, nos acercamos hasta el restaurante a por algo “imprescindible”. Unas
coca-colas, unas tónicas, naranja, limón y unos hielos. Que tenemos “sed” y hay
que quitarla. Así que unos kubatas y otros GT. Qué bien entra el, como dice Leo
Harlem, sonajero de los adultos.
Agradecer a David su calidad como anfitrión. Agradecer a Nerea su excelente trabajo en la cocina, no confundir con trabajo de cocinera. Hoy hemos tenido un equipo de “fregadores” de lujo, la verdad.
Los presentes van siendo
ausentes…. Quedamos los de siempre. Al final David y yo terminamos en Bideko.
Charla con Juan Cruz. Charla de amigos en común que surgen de este mundo
maravilloso de la gastronomía. Charla de
vinos. Su generosidad hace que termine la velada con unos regalos que no tienen
precio. Daré cuenta de ellos a tu salud. Eskerrik asko.