28 de junio de 2015

RESTAURANTE ANDRA MARI (Galdakao): Una cena a la altura del vino.

No acudo todo lo que me gustaría y no acudo todo lo que se merecen. Pero tengo muy claro que al menos una vez al año no se me escapan.
Creo que está todo dicho sobre este restaurante en las mil opiniones vertidas y creo que pocos podrán “alardear” de opiniones tan regulares.


Y conste que si algo hacen aquí poco es precisamente “alardear”. Naturalidad al cien por cien. Simpatía. Educación. Buen hacer…….
Venir aquí es saber que has acertado sin llegar a sentarte, luego ya…. de cada cual depende el grado de satisfacción. Pero esto es una apuesta segura.
Hoy me acompaña mi retoño. Le está gustando esto de comer y beber bien. Si ya lo digo yo, que listo es, sobre todo para lo que quiere.


Como tiene algún pequeño problema con algunos alimentos con los que “no puede”, por el camino echamos un vistazo a la carta del restaurante para que me vaya diciendo, sobre todo, lo que no podemos pedir.
Una vez descartados algunos platos, ya vamos más a tiro hecho y bien ayudados y aconsejados, pedimos unos cuantos platos para compartir que tenemos el privilegio de degustar emplatados individualmente que es todo un detallazo muy de agradecer.


Al sentarnos nos obsequian con unos “palitos” de ¿galleta? Y de ¿pizza? y con dos copas de txakoli. Y nos ofrecen a elegir varios tipos de pan. Mi hijo no es demasiado “panero” pero hoy se come dos. Si es que lo rico nos tira a todos. Yo, como no puede ser de otro modo, me decanto por mi más que favorito pan de maíz. 
Como aperitivo nos sacan un plato de txitxarro que “nada” en un caldo que no soy capaz de recordar pero que tenía un toque muy suave a “cilantro” y que está tan rico y fresco que ambos lo terminamos cual si de tazón de caldo se tratase…….. “a morro”. El txitxarro está espectacular.


Comenzamos con nuestra primera elección. Tomate confitado sobre migas de aceituna negra. Ambos hemos comentado que si este plato te lo sacan con los ojos cerrados, difícilmente reconocerías exactamente lo que estás comiendo. Seguro que te sonaría pero…… Una combinación excelente de sabores donde nada molesta al resto y un conjunto muy logrado que hacen de él un plato sabroso y fresco a la vez.


Dicen que Andra Mari es clásico. No digo que no lo sea, ello le ha llevado hasta donde está, pero la cocina de Andra Mari apuesta mucho también por jugar con sabores, por arriesgar y hay ocasiones, muchas, donde aciertan. Este plato es una demostración de ellos. Cigala asada con tétano atemperado y crema de coliflor. El tétano no es precisamente un sabor que pase desapercibido. Mi hijo me dice que le parece tocino. Quizás pueda decirse que tienen un cierto parecido. La cigala cojonuda y la salsa ni te cuento. Un conjunto que pudiera parecer abocado al “divorcio” pero que creo llegará a celebrar sus bodas de oro.


Otro plato que nos llega que de clásico tiene bien poco, un Arroz marinero de moluscos con ali-oli de jengibre. Punto exacto del arroz y sabor muy marcado. Poco se parece esto a una paella. Sorprendente.


Este que nos llega sí puede ser más habitual pero no por ello menos sorprendente. Un Estofado de bacalao y cebolla con crema de patata y huevo. Sabores reconocibles. Aroma que te inunda. Cuchara para rebañar bien el plato. Pan para terminar de “limpiarlo”. Qué rico está esto, oyes.


Al comenzar, me han dicho que hoy había atún. A mi es oirlo y es que ya no me concentro. No puede evitarlo pero es que no quiero hacerlo.
Asi que, de nuevo un par de raciones servidas en sus más que originales y estupendos platos de unos lomos de atún rojo. No soy amigo yo de que este producto lleve compañía. Me gusta tanto que no quiero serle “infiel” con ningún otro ingrediente. Hoy me vuelven a demostrar que aquí arriesgan y mucho. La compañía es sorprendente. Mi “pobre” hijo que es muy poco amigo de los postres, se encuentra con unos pequeños dados que él piensa que son patatas. La cara que pone es de foto. Es… piña.


Lleva además como un puré verde que sintiéndolo mucho no soy capaz de recordar de que era exactamente. Yo me como primero toda la compañía para después degustar el pescado en su “justa” medida. Poco que añadir, simplemente ……. Riquísimo.

Hoy he querido apostar también a lo seguro con el vino. Además quiero ir introduciendo poco a poco a mi hijo en el mundo de “mis vinos”. Así que nos vamos a por un Tondonia Reserva 2000. Por si alguien lo duda, un vino blanco. No vayamos a confundirnos.
Servido en unas estupenda copas Riedel y perfectamente rellenado según vamos necesitándolo. La temperatura, algo “baja” al principio, va “atemperando” y podemos degustarlo como debe ser. Algún día, quizás, aunque me dice nuestra sumiller que es batalla perdida, seamos capaces de hacer entender que los blancos se beben “templados”, no helados.
De este vino se pueden decir muchas cosas. De la filosofía de esa bodega. De su calidad, de su seriedad, de su permanencia. De la fidelidad de sus clientes. Ojalá muchos siguiesen sus pasos.
Vinos blancos tratados como tintos. Vinos que permanecen años en barricas de roble, Que después pasan más años aún en las botellas, esperando su momento.

Algunos, al ver las añadas y las botellas comentan que como puedes beber un vino tan “viejo”. ¿Viejo? Pero si acaban de sacarlo al mercado. ¿Viejo? Pero si es casi “pecao”  beberlo ahora. Yo, desde luego, que he guardado alguna botellita.

Como somos de beber pausado, llegamos a los postres con un par de copas aún. Ya he dicho que mi compi no es “postrero” pero sí que es “quesero”, así que una tablita de quesos que nos ayuda a terminar el excelente vino.
Concretamente un rulo de cabra, un Idiazabal, un queso de Roncal y un queso azul componen la tabla. Me quedo con el Idiazabal y el azul, que por cierto “enamora” sobremanera al txikito.

Con los detalles de “fin de fiesta” en forma de pastelito de chocolate y un par de mini bizcochitos, me pido mi cafecito. En cuanto lo veo delante, me gusta tanto su pinta que les digo que no quiero leche. Que diferencia de un buen a un mal café. Afortunadamente en nuestro pequeño país, disfrutamos de muy buenos cafés. Este ha sido de los mejores.


Hemos pagado 124 euros por todo ello. Nada, absolutamente nada que objetar, mucho, mucho que agradecer.    Su página web: www.andra-mari.com

21 de junio de 2015

ASADOR EGURRA (Bilbao): ¿A Segovia?? ¿Para qué??

Nueva visita a estos chicos que siguen peleando en este complicado mundo.
Nos acomodan en el comedor de abajo. Amplio espacio que recuerda al típico asador castellano. Está prácticamente lleno y hoy, contamos además con una actuación musical. Se hace agradable escuchar canciones que uno conoce, buena música y estupenda voz. Ha faltado la guinda pero prometen remediarlo. "Mi canción".
Buena mesa, con mucho espacio y bien vestida. La idea es hacer una cena suave hoy pero al final…… nos lían, más bien nos liamos.


Un par de panes blancos y a elegir vino. Recordaba con mucho agrado la anterior visita y el vinazo que me casqué pero tenemos opción de no repetir y nos dicen que tienen un Finca La Emperatriz 2011. Un viura cien por cien y que está muy bien de precio. Sabe bien Gonzalo que tipo de vinos me gustan y este está “en su punto”. Ahora que ya se como decirlo lo haré. Tiene la madera bien integrada. Es un vino que quizás necesite aún más tiempo en botella? Pero hemos disfrutado con él.

Como aperitivo nos sacan un pastel de verdura, creo que era puerro concretamente. Muy fino, con sabor intenso.  Acompañado de un par de panes tostados que vuelan como por arte de magia.




Conozco bien los gustos de mi compañera de mesa y el jamón es una de sus perdiciones. Y conozco bien el jamón que tienen en este local y no tengo duda alguna de que va a ser un acierto, así que media ración de un excelente jamón. Ese típico “picor” en boca, esa grasa bien integrada,…. Esto es puro placer. Como se nota la diferencia en este producto entre los de mala y buena calidad.



Otro de los vicios de Arantza son las croquetas, así que media ración que resulta no ser tan media de croquetas de hongos. Dos piezas por cabeza de estupendo tamaño y estupendo sabor.



Entre estos dos platos nos han obsequiado con un par de bocados de aguacate con antxoa. Finísimo. Estupenda mezcla donde cada cosa está en su sitio y no se molestan en absoluto. Acertada pareja.





Cuando hemos entrado nos hemos cruzado con Gonzalo que subía con un par de txuletas de las de quitar el hipo y la tentación ha sido muy grande pero creo que hoy mi compi mejor se apaña con las “peques” de la familia, así que unas txuletillas de cordero son la decisión final. 9 piezas, todas “de palo”. De las que yo, si me dejan, me comería…….. no se pero si me pongo serían muchas. Presentadas en parrilla con sus brasas.
Riquísimas. De bocado. El toque de brasa las hace mucho más apetecibles aún. No les damos tiempo a enfriarse.
Acompaña a las carnes una ensalada de lechuga y cebolla, la mejor compañía. Fresca.



Yo me decanto por el cochinillo asado. Una ración de las de dejarle totalmente satisfecho. Está genial. La piel turradita, perfecta. La carne jugosa, muy jugosa. La salsa está para chuparte los dedos, para untar pan, casi para comerla con cuchara. Imagino que casi todos hemos comido cochinillo en Segovia. Su fama, bien fundada por otra parte, hace que sea imperdonable no hacerlo. Pero, podéis seguir viajando y podéis ver su precioso acueducto. Si hay que ir, se va, eso sí, el cochinillo aquí está tan rico que podéis ahorraros el gasoil.



Curiosamente, la que está inmersa en plena “operación bikini” es la que no puede dejar de caer en la tentación dulce. Quiero que prueba su tarta de queso. El sábado pasado me comí la que probablemente es la mejor pero Gonzalo la hace finísima. No se parecen en nada, son dos cosas distintas pero os prometo que la del Egurra está muy rica. Nada pesada, liviana. Yo, como siempre, prefiero degustarla sin acompañamientos.



Nos habían ofrecido al entrar un moscato que no conocía para probarlo y les había rechazado la oferta pero ahora es el momento. Así que un par de copitas de algo diferente. De estos vinos también hay calidades y este está menos goloso que los habituales, se deja beber más gustoso.


Cafecito e infusión y allá va la despedida. La cuenta, por poco pero de dos números. 99 euros han tenido la culpa y creo que ha merecido la pena y mucho. 
La chica de Gonzalo, a la que veo cansada, me comenta que hasta las 8 de la tarde no han terminado de poner todo en orden tras las comidas y para las 8 y media ya tenían gente para cenar. Demasiadas horas al pie del cañón y mañana más. Y nosotros, “tan majos como siempre” presionando y presionando.  Pues nada, hemos disfrutado y volveremos. Ya está en mi lista de favoritos.  Su página web:  www.asadoregurra.com 

14 de junio de 2015

RESTAURANTE ZUBEROA. OIARTZUN: La Magia de convertir lo "simple" en SUBLIME..

Que tremenda sensación de satisfacción cuando algo que te imaginabas se convierte por fin el algo real.

Después de soñarlo en muchas ocasiones, he comido en el Zuberoa. Una apuesta con mi compi de trabajo, una apuesta que además de permitirme este lujo, me permitirá seguir disfrutando de su compañía durante unos cuantos años más. En esta ocasión, he tenido que reservar en el restaurante con tiempo suficiente y así mismo en la vida de mi más que atadearísma compañera de viaje.

Además, un empujón definitivo ha sido la lectura de la visita de Isaac, un “bloquero de altura” a quien los vinos no le nublan la vista y a quien los precios no le asustan. El habla de comida y lo hace bien, muy bien. Si cree que aquí se come de cine, no voy a ser yo quien lo dude. Gracias Isaac.

Arrancamos hacia nuestro destino. Tengo que hacer aquí una pequeña puntualización, hoy Nerea ha llegado un minuto antes de la hora. Esto hay que anotarlo en el cuaderno de bitácoras.


Entre unos pequeños apuntes que había preparado yo y la inestimable ayuda de la tecnología y con tiempo suficiente para tomarnos un txakoli, llegamos hasta este precioso caserío que ya de por si, merece la visita.


Al llamar me habían dicho que la terraza la tenían completa pero hemos tenido la infinita suerte de una cancelación de última hora que nos permite comer en su terraza que a fin de cuentas no es más que un estupendo comedor.

Desde que entras por la puerta todo son atenciones. Atentos en todo momento, amables pero sin demasiadas “confianzas”. Mira que yo soy….. pero hoy no “he triunfado”. Estupendo servicio.
Nos acomodan en una mesa de estupendo tamaño. Antes de nada nos preguntan si queremos tomar algo mientras esperamos y probamos una de sus cervezas, concretamente la Gorri de Pagoa. Está rica, potente.
Acompaña perfectamente a ese aperitivo de foie caramelizado que comienza a demostrarnos donde estamos. Esto puede pasar por un entrante, por un postre o por lo que le de la gana. Sublime, esto es “hilar” fino, Hilario.


 La separación entre las mesas es amplia. Mantelería, cubertería, coperío, vajilla….. todo a un excelente nivel. No falta detalle. Cambio constante de platos y un detalle mucho más que importante, siempre una cuchara a mano, cada día me gusta más esta “herramienta” para degustar los platos y evitar así, en la medida de lo posible, el uso continuado del pan. Hoy ha sido imposible y al final he comido tres panes distintos que por cierto se van sacando sin problemas. Estas salsas son simplemente “de un no untar imposible”.
Ya saben que queremos el menú degustación, nos preguntan si tenemos algún problema con alguno de los platos y como hay posibilidad de elegir entre dos de carne, optamos por pedir uno cada uno y así lo probamos todo. Además hemos cambiado uno de los postres para degustar su “estrella” de la casa.

La carta de vinos es larga, muy larga y entre eso y la diferencia de gustos con mi compi, hacen que me sea costoso decidirme. Así que me arriesgo y pido algo que no conozco. Ekam 2013. Hoy lo merece. Me permito el lujo de “robar” las notas de cata de este vino a un maestro, compañero de verema que con sus palabras nos explica que ha sentido con este vino. Eskerrik asko Arrutzi:

Aroma meloso, algo serio, profundo, floral, mimosas, manzana asada, punto mineral, tiza, lías, cáscaras de cítricos, pulpa de pomelo, hueso de melocotón, flores secas, heno. Un torbellino. Al rato traslada ecos con contenido, crece en la copa, su supuesta sencillez fresca te llega e intriga, con delicadeza, nos va enseñando poco a poco todo lo que tiene, su clara evolución, dará mucho, mucho de sí. Surge la fruta más melosa, las flotes y la mineralidad.
En boca es jugoso, cítrico, con un tacto algo seco, te llena de frescura, se bebe con agrado, rapidez y persistencia. Señala y remarca las impresiones de la nariz. Con una acidez tan señalada como elegante, es un placer en la boca. Al rato gana en untosidad, adquiere volumen pese a su gran frescura y esa acidez que ahora lo adelgaza.

Remata su cata Arrutzi con esta frase: “que no se enfade nadie pero me ha recordado, en boca y solo por momentos, a un buen txakoli bizkaitarra.

Desde luego que yo no he conseguido descubrir ni la cuarta parte de matices pero con una cosa estoy de acuerdo. Gana un montón a medida que pasa el tiempo. De entrada me ha perecido plano pero ha ido subiendo y subiendo hasta terminar gustándome.
El servicio del vino es perfecto, a su tiempo, sin agobios pero sin pausas.  Así como el del agua que mi compi necesita, yo… como que paso.


Comenzamos con el desfile de los platos del menú. Una apreciación, los tiempos son perfectos. Ni atascos, ni esperas. Todos ellos en el momento justo.
Quizás en otros restaurantes me permita algún que otro “lujo” a la hora de comentar lo degustado. Hoy, simple y llanamente voy a poner el nombre del plato y su foto. Creo que desde el primero al último ha sido la misma satisfacción. Decir que cada vez que te colocan uno delante, lo primero que aprecias es el atrayente aroma que te invade. Todos “huelen”, todos huelen bien.

Royal de crustáceos al roma de hinojo.


Cigala asada al jengibre, ravioli de albahaca y espárrago verde.


Vieira asada, salsa civet de su coral, endibia caramelizada y emulsión de canela y vainilla.


Ravioli de ternera a la plancha, fondo de jamón y remolacha.


Huevo escalfado a baja temperatura, velouté de guisantes, paté de foie-gras y trufa.


Merluza al aroma de limón y piperrada.


Carré de cordero, puré de patata y vinagreta de cítricos.


Pichón asado, tosta de higaditos y nabo relleno de setas.


Mandarina y naranja, sorbete de cereza y almendra amarga.


Haremos un pequeño alto en el camino, lo que viene a continuación merece una mención especial. Todo dios lo dice, nadie lo duda. La mejor tarta de queso del mundo. Hay veces que cuando te han hablado tan bien de algo, cuando lo pruebas la satisfacción no alcanza tus expectativas. Hoy no ha sido así, esto está….. DE LA OSTIA.  No sé como definirla así que no voy a hacerlo. Simplemente PERFECTA. El “cielo” culinario.


Para acompañarla hemos pedido un par de copitas de PX, este “zumo de pasas” es mejor compañía para semejante tarta.
Un par de cafés, pero cafés-cafés. Casi me da hasta pena echarle un poco de leche para cortarlo. Simplemente viéndolos se nota que son especiales. Los acompañamos con unos detalles en forma de trufas, mango, tejas….. pero la sombra de la tarta es insalvable.


El total abonada hoy ha sido de 353 euros. No es un sitio al que yo me pueda permitir el lujo de acercarme todos los meses. Pero que nadie lo dude: Volveré.
A la salida, despidiendo a los comensales se encuentra el “mago” que ha hecho que esto sea posible, Hilario Arbelaitz. Amabilidad, sencillez. Nada de trombones, nada de platillos. Sin orquestas, sin “celestialidades”. Mila esker, Hilario.
Desde luego que hoy sí he salido por “la puerta grande”. Satisfacción plena, sensación de haber tocado el cielo. Conste que hoy “casi lo consigo”.  No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.      www.zuberoa.com

7 de junio de 2015

RESTAURANTE ZARATE (Bilbao): No solo de peces vive el hombre.

He tomado la decisión de ser fiel a algunos locales pues creo que se lo merecen, aunque ello conlleve repetirme o incluso no comentar algunas experiencias y ello a su vez me lleve a perder “lectores”.
Eso sí, mi lista de “favoritos” no es precisamente corta, así que esa fidelidad no podrá ser todo lo agradecida que se merecen.


Así que esta noche le ha tocado el turno a uno de mis favoritos, el Zarate. Hoy mi compi es “masculino”, y además cada día me sorprende más. Se me está volviendo un…. “critico” gastronómico e incluso hace sus pinitos con los vinos. Este me quita el puesto en cuatro días.
Como el antojo de rodaballo ya me lo quité el otro día en otro de mis locales imprescindibles y como ya he probado casi todo, hoy prefiero irme a platos no degustados o menos repetidos. Se como trabajan el pescado e imagino que de otras muchas cosas sabrán. Efectivamente así me lo han demostrado.


En primer lugar decir que el pan en este restaurante no es algo que se saque para hacer bulto, no. El pan aquí es casi otro plato más. Elección entre tres o cuatro variedades a cada cual más rica.
Incluso mi hijo, poco amigo de dicho alimento, se “cepilla” su trozo y repite. El mismo está alucinado. Le ha encantado. Aquí el pan es barato.
Como aperitivos nos ofrecen un par de croquetas de hongos y una brandada de bacalao (foto superior). Ambos excelentes y además con el saque que lleva uno a estas horas, desaparecen del plato como por arte de magia.

Quiero que Ioritz pruebe ese arroz, se que le va a encantar y sin duda alguna, es lo que sucede. Una ración, más que generosa de su arroz ahumado de langostinos, txipiron y anguila.


Está espectacular. El punto ideal, sabor inmenso. Y después me entero, me lo cuentan los protagonistas, que no lleva ni una pizca de sal. Lo consiguen trabajando majestuosamente el caldo donde lo cocinan. Simplemente un plato de diez.
Para mi hijo el “problema” es el punto de los langostinos, él es más de langostinos a la plancha pero vamos, que desaparecen del plato las dos piezas sin queja alguna.

Yo prefiero algo más liviano y me decanto por el tartar de gambas y mango, crema de almendras y lima. Un plato suave, con sabor, la lima no es excesiva y la crema de almendras le da un toque genial al propio tartar que de por si no sería un plato con demasiada potencia sápida. Buena conjunción de sabores.



Tenía yo ganas de probar sus kokotxas de merluza.


 Buen producto, con un albardado perfecto. Están ricas, muy ricas. El único “problema” es su acompañamiento. Unos pimientos rojos asados que están tan ricos que casi te hacen olvidar el producto principal. Dios mío que sabor…… Riojanos ellos, oyessss. Para comer y comer sin parar. Otro placer de dioses al alcance de los humanos. Para mi es uno de los productos donde más se nota la diferencia entre unos y otros. Estos que curiosamente no “repiten”, son de repetir y repetir. Excelentes, magistrales.

Mi hijo, duda un momento entre pedir pescado o carne y al final se decanta por la paletilla de cordero asada a baja temperatura con puré de patatas.


“Me deja”  probar un trozo. Está mejor que buena, está buenísima. La carne se separa del hueso cual lascas de bacalao. Se deshace en boca. El que “no sabe” aprovechar los huesos, la deja limpia como la patena. Ha disfrutado como un chiquillo. Eso sí, curiosamente me sorprende cuando me dice que él quitaría el puré de patata pues no le aporta, a su parecer, nada al plato y le resta parte de la textura que quisiera.
Se que es una opinión personal y reconozco que no es demasiado amigo de las patatas a no ser fritas pero simplemente el comentario me ha dejado “asombrado”.


Hoy, he dudado un rato a la hora de elegir el vino. Allí en carta están tres de los que considero mejores vinos blancos actuales y  los he probado todos pero el menos reciente es el que “me lleva al huerto”. Un Contino 2011.

Creo que voy a “rendirme” en asuntos de aromas, en asuntos de sacar matices, en asuntos que me superan, pero lo que voy a hacer, cada día lo tengo más claro, es disfrutar como debe ser y este vino está espectacular. Es, a día de hoy, el tipo de vino que me tiene cautivado.

Nariz impresionante, paso por boca majestuoso. Un amargor presente pero muy apetecible. De largo postgusto. Invita a saborearlo, invita a beberlo muy despacio. Realmente creo que han conseguido un excelente vino blanco y que además, ganará aún más con el paso de algún añito. Rico, muy rico.

Aunque no tenemos hambre y mi retoño no es demasiado amigo de postres, quiero que pruebe alguno y como no puede ser de otro modo, se va al chocolate. Una tarta de chocolate cuajado, mus de avellanas y helado de nutela.


El “técnico” lo primero que hace el olerlo y me pide que haga lo mismo. Huele a…. chocolate pero a chocolate de verdad.
Luego ya no acaba de enamorarle puesto que la mus no le hace demasiada gracia pero de nuevo, el plato va para cocina limpio. Como nos lo han sacado en dos medias raciones individuales yo me como mi parte. A mi sí me ha gustado, muy fresco y aunque goloso no empalaga. Buen remate para una cena estupenda.


Un cafecito y unos detalles dulces y afortunadamente queda una copita de vino que me permite no tentar a sus vinos dulces. Un cigarrito en la calle con Sergio y su ayudante al que no conocía. Como siempre un verdadero placer.
Hoy el precio total ha sido de 140 euros que, como no, me parece una excelente relación calidad-precio. Para más inri, hoy la propina me la llevo yo. Gracias por el detallazo.    Su página web: www.zaratejatetxea.com