13 de marzo de 2015

RESTAURANTE ABIAGA JATETXEA (Amurrio): Ya era hora, Jon Ander.

Un año ha transcurrido desde que les hice la última visita. Eso es, en toda regla, ser un “malqueda”. Un intento hubo pero me falló la compañía y hoy, el que en su día falló ha cumplido y nos hemos acercado hasta Amurrio a comer y además a dejar cerrado el próximo evento del día 28 que no es otra cosa que la 3ª Calçotada “internacional”. Conste que es una calçotada a nuestra manera puesto que realmente nos juntamos unos amigos y en el menú disfrutamos de este producto pero también de muchas más cosas.


Pero eso ya lo contaremos una vez celebrada. Ahora nos centraremos en el asunto de hoy.
Al ser viernes y mediodía, nos decidimos por el menú del día pero, como no podía ser de otra manera, solicito ver la carta de vinos para bebernos algo distinto, algo que nos haga disfrutar al mismo nivel que la comida en sí.


Una pregunta que he leído por ahí y que me resulta interesante: la comida tiene que estar al servicio del vino o es el vino el que tiene que estar al servicio de la comida???
Mi respuesta es clara y concisa, ambos tienen que “maridar” maravillosamente, ninguno de ellos debería ser el protagonista principal. Y eso es algo que muchos están perdiendo y que algunos lo perdieron antes de nacer.


Mi hijo se está volviendo un poco….. sibarita? Al ver las opciones del menú, siendo su padre he pensado lo que iba a pedir y me ha roto todos los esquemas. Dice que le gusta probar cosas nuevas. Y yo tapándole la nariz para darle un yogur. Qué mal padre……….
Así que nos decantamos los dos por el mismo primero que no es otra cosa que una ensalada templada de gulas. Sin misterios, sin historias. Lechugas, gulas, algo de pan tostado, algún fruto seco….. muy rica y apetecible.


Un cesto de buen pan nos acompaña, el pan es alimento primordial y puede ensombrecer una comida o puede incluso hacerla mucho más placentera.
De segundo yo me pido unas pechugas empanadas con patatas fritas.  Hay cosas que uno casi ya ni recuerda como son o como saben y es el momento de recordarlo. Están impresionantes, crujientes por fuera pero jugosas por dentro. Las patatas fritas CASERAS, como las hago yo para mí. Odio, con todas las letras, las congeladas.


El txikito pide unos escalopines con salsa de hongos. Me dice que tengo que probarlos (conste que yo también le he dado pechuga y patatas, por si hay algún malpensado) y realmente están que se salen. Tiernos a más no poder  y la salsa está cojonuda. Ha dejado el plato limpio como la patena y puedo prometer que no es de comer pan.


De postre, él, cosa curiosa, no es nada goloso y se pide un plátano, no vamos a valorarlo, un buen plátano….. ya sabemos que siempre está rico. Esta frase quizás me cuesta algún “disgusto” pero ahí queda.
Yo me voy a por la copa de fruta con yogurt que es más fresca pero no la termino y el motivo no es otro que no me “cuadra” demasiado con lo que estoy bebiendo. Así que les pido que nos traigan un plato de queso para terminar el vino. Queso Idiazabal, que por esta zona los hay y muy ricos, por cierto. Con unas nueces.


Ya he dicho que hemos pedido un vino para poder disfrutar y hoy he probado algo nuevo para mi. Un Xarel-lo Pairal. Cosecha 2006. Vino catalán, del Penedés. De la bodega Can Ràfal Del Caus. 

Variedad Xarel-lo. Fermentado 4 meses en barricas de castaño y con una crianza de dos años en la botella. He leído por ahí que ya se le ha pasado el mejor momento. Pues siento no estar demasiado de acuerdo. Ya se que solo me fío de mi propio gusto pero también tengo a alguien delante y realmente nos ha encantado a ambos.

De color dorado con tonos verdosos. Hay fruta, yo diría que tropical. Pero lo que me tiene cada día más enamorado es ese toque a madera ( serán gajes del oficio) que cada día me gusta más. Me ha parecido que está en un momento idóneo de consumo. No hemos dejado ni una gota. Muy, pero que muy rico.

Tan rico estaba que no he tomado mi café. Hemos salido a terminar el vino en los originales sofás que tienen en la entrada y allí hemos “rematado” el menú del 28 con Marta.

Como siempre, estupendo servicio, simpatía a raudales y me alegro infinito que al menos al mediodía las cosas vayan como van. Se lo merecen.


Nos vemos el 28 y ya lo contaremos. El precio del menú del día es de 11,50 euros que me parece un esfuerzo y sacrificio por su parte. El vino nos ha costado 26 euros que es un estupendo precio con no demasiado margen sobre el precio de bodega. Su página web: www.abiagajatetxea.com

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