28 de mayo de 2014

RESTAURANTE PULCINELLA. GETXO: Un italiano con italianos.

Hacía ya mucho tiempo que tenía curiosidad de visitar este local. Muchos comentarios favorables me han llevado hasta su puerta y la verdad es que no me arrepiento.

Situado en zona “vip”, había estado yo en el restaurante que está junto a él. En su parte inferior es un  bar  y el restaurante propiamente dicho está situado en la planta superior.

Curioso el tema de que al llamar para reservar me dicen que tienen tan solo una mesa en el primer turno, a las 9 y cuarto.


Yo no soy de los que gustan de levantarse con prisas pero inmediatamente la chica que me coge la reserva me dice que no me apure, que no levantan a nadie. Después de cenar y visto lo visto, me doy cuenta de que problabemente lo hacen así más por organizarse y no tener a todos los comensales a las diez sentados al mismo tiempo. No está mal la idea, el servicio es más correcto y atento.

Su carta es bien extensa pero como siempre, lo mejor es dejarse guiar, siempre diciendo un poco cuales son tus gustos y así  ellos mejor que nadie saben lo que mejor hacen y lo que pueden ofrecerte.

El local está bien, mesas correctas, tamaño correcto, bien vestidas y con una separación suficiente aunque bien aprovechado el sitio.


La decoración, muy italiana, con fotografías y carteles de un montón de películas italianas de hace ya unos cuantos años.


En cada mesa una rosa y al finalizar la cena, una rosa roja para la “dama” y la cuenta para el “caballero”. :-) Muy italiano también. A ver si para la próxima cambiamos el turno.

El que lleva la sala tiene su “aquel”. Esa “fama” que tienen, la “potencia”. Además, un detalle, como sabe mi nombre, cosa lógica por la reserva, toda la noche me trata por él. Es algo que se agradece. 

En cada plato ha preguntado nuestro nivel de satisfacción. Creo que es el dueño.

Dos buenos trozos de pan recién horneado y como aperitivo unas aceitunas muy ricas con una salsa muy suave. Me he “ido” directamente al Asia di Roma de Bilbao, es prácticamente lo mismo y la verdad es que está riquísima y aquí sí es necesario ese pan para untarla. Muy bien.

Para beber, por “imperativo legal” dados los gustos de mi acompañante, hemos pedido un moscato; concretamente un moscato espumoso   d´Asti. 




 ¿Es realmente un vino? Pues no lo sé pero es lo que es y para lo que es. Un dulce que al parecer consiguen parando a la mitad el proceso de fermentación y dejando así que los azúcares permanezcan. Además la “inyección” de burbujas lo convierten en algo facilísimo de beber y que sabe a uva, a moscatel puro y duro. Para un aperitivo o para el postre está rico. Para una cena.......

Su graduación es muy baja y hay que beberlo frío que es cuando realmente esta más rico. Dicen algunos que es un vino para chicas pero ya me gustaría verles por un agujerito a ver que cara ponen cuando lo beben.

El problema que tiene es que es muy fácil que se termine mucho antes de lo que quisieras y tengas que pedir otra botella.

Nos llega el primer plato, elección del propio “apuntador” que hemos tenido. Focaccia Pulcinella. Una base de pan plano, similar a la pizza y que la verdad es que está para comérselo.


 Los ingredientes que acompañan esta masa son queso, rúcula y jamón. Nos acerca también una pequeña botella de aceite y nos dice que “pica un poco”. Es un aceite muy rico que sí tiene ese toque picante que hace de estupendo aderezo para el plato en sí. Nos ha encantado y realmente es una ración contundente. Muy buena elección, caballero.

Después pedimos una ensalada “squsita”. Aquí ya me quedo con un correcto, squisita estaba la focaccia. Demasiada lechuga para mi gusto y aunque el resto de los ingredientes estaban bien ricos, concretamente el vinagre ayudaba, me ha parecido un plato que no destaca por nada en concreto.


Como último plato del apartado salado hemos cenado unos “ravioli alla modenese”. Aquí volvemos a probar algo que sí está sabroso. Rellenos de carne picada, la pasta está en su punto. Acompañados, cómo no de un queso curado y con mucho sabor, unas pocas nueces y el vinagre de módena que está así mismo bien sabroso. El aceite que acompaña al plato está también para untar el rico pan. Otro plato de un bien alto.


Precisamente no es hambre lo que hay pero algo dulce hay que probar y estando donde estamos y con el buen rollo que tiene nuestro “consejero”, le pregunto por su tiramisú. Pues la respuesta no puede ser otra: squsito, Jon Ander.


Y la verdad es que tiene razón, está para chupar la cuchara, relamerte los labios y compartirlo. Riquísimo. Este ya es de notable. De los mejores que he comido. Dulce pero en absoluto empalagoso. Eso sí, esto se come de abajo hacia arriba, hay que coger un poco de todo y así se degusta más en su justa medida.

Realmente es un plato  Muy “tentador”.

Dos “cortaos” muy bien preparados. Y a otra cosa, mariposa.

El total abonado son 69 euros. Como me ocurre casi siempre, me parece un precio ajustado a la realidad, al trato, al local y a lo degustado.

Creo que no será la última visita que les haga.


Su página web:  www.pulcinella-getxo.com

14 de mayo de 2014

RESTAURANTE EL PORTALON: A salvo de forrajidos.

Restaurante al que me gusta acudir al menos una vez al año aunque eso le recuerde a uno lo fácil, demasiado fácil que pasa el tiempo.

Más que un restaurante en sí, el Portalón es prácticamente un museo, fue fundado a finales del Siglo XV. Era una Casa de Postas y mantiene el mismo aspecto medieval de la época. Su nombre no tiene dudas, lo más destacable es el enorme portón de madera de roble que daba entrada a los carruajes de los comerciantes, teniendo así un lugar a salvo de asaltos y robos.

Buen sitio para comer tras un paseo por la antigua aldea de Gasteiz y además junto a él se encuentran otros emblemáticos edificios como la catedral de Santa María, la Torre de Doña Otxanda y la plaza de las Bullerías.  

Estamos en el casco viejo y podemos aprovechar también para comernos unos pintxos y tomar unos txakolis antes de ir a comer o cenar.
  
Es en los años 50 cuando se da definitivamente el uso de restaurante a este edificio y desde entonces no ha dejado de funcionar y bien al parecer.


Tiene varios comedores que hacen poder atender diferentes propuestas a la vez y que los comensales no se sientan molestados por otros más o menos ruidosos.
Comedores bien vestidos, buen tamaño de mesas, con detalles cuidados. Las copas de vino de muy buen tamaño y calidad.
El servicio muy profesional y amable en todo momento.  Su bodega, situada en las antiguas caballerizas está bien servida y merece una visita.


Una de sus ofertas más interesantes son sus cenas teatralizadas con un menú cerrado, algún día habrá que acudir a alguna de ellas. Desde luego que el entorno es más que ideal para ello. También disponen de un estupendo menú degustación.
Pero hay días en los que uno acude ya un tanto “servido” y no necesita “repostar” tanto pues el “depósito” está ya medio lleno.
Así que vamos a pedir alguno de sus excelentes productos para compartir.
Comenzamos con una ración de pulpo a la parrilla: producto de diez, estupenda ración, punto perfecto, a mi al menos así me lo parece. No “blandengue” como a muchos les gusta, yo lo prefiero “al punto”, que tengas que masticarlo un poco.


Recuerdo una “pequeña discusión” en  La Torruca sobre el punto ideal del pulpo y Gustavo me lo dijo, ese punto “tieso” hace que lo tengas más tiempo en boca y así lo disfrutes más tiempo. Estoy totalmente de acuerdo.

Almejas a la sartén: de nuevo excelente producto, con un toque cítrico que las hace más apetecibles aún. El “problema” de este plato es que te quedas con ganas de más. Yo estaría comiendo almejas como si fuesen pipas, pero su precio hace que me lo “piense” un poco. Muy ricas.


Rape a la brasa: seguimos con producto de primera calidad, tanto el del pescado como el de la patata que lo acompaña. El jugo está para untar pan sin conocimiento. Punto exacto del rape, jugoso. Los ajos dorados, otra de las cosas que a mi me hacen disfrutar de lo lindo, están de rechupete.


Estofado de rabo: para no variar ni un ápice el comentario, buena carne, se despega con suma facilidad, Suave, sabrosa. Una pequeña pega que cada día es más habitual, un pelín soso para mi gusto. Esta ansiedad por la salud…… Pero ni siquiera me he planteado pedirla, se puede comer sin problemas. Buena ración en tamaño, de nuevo la patata excelente, como no puede ser de otro modo. Estamos en tierra de patatas. La salsa también exquisita y de nuevo volvemos a utilizar uno de mis alimentos preferidos, el pan, para dar buena cuenta de ella.


Goxua: postre alavés por excelencia. Recordaba que lo había probado en este mismo restaurante en otra ocasión y que el caramelo me “molestó” un tanto por exceso. Esta vez no ha sido así, los ingredientes en las proporciones ideales. Está rico, muy rico.


Para acompañar la cena hemos decidido bebernos una botella de algo que cada día me gusta más:

Gramona Imperial Gran Reserva 2007

Color amarillo dorado claro.
Nariz a manzana, pera y toques dulces, bollería puede ser la palabra que hay que usar?

En boca sigue marcando la manzana y ya se nota un  ligero amargor que nos lleva a un retrogusto muy largo y agradable.

Es un cava que por un precio comedido te permite disfrutar de principio a fin de cualquier comida en cualquier momento.

Con el postre hay bebidas más apetecibles y hoy me he encontrado con dos "viejos conocidos", por un lado:

Sidra de hielo Neige: un placer para los sentidos, aquí la manzana está presente hasta para los paladares menos entendidos.

Por el otro:

Noe PX: otro placer de dioses. No es que me guste, es que me encanta. Me quedo con una frase de una persona a la que le tengo un tremendo respeto y que resume estupendamente lo que se siente al beber esta maravilla:
“RCP de 10 porque……¿cuanto vale una sensación?”. Un saludo, D. Javier.

Café e infusión para terminar la “función”.
El precio total abonado han sido 144 euros pero tenemos que tener en cuenta que el cava son 22 y los vinos dulces suman otros 14 así que el precio, teniendo en cuenta además la calidad del producto, no es tan elevado como pudiésemos pensar.

11 de mayo de 2014

CANTINA TAPACHULA. BILBAO: Andele, ándele.Viva Mexico.

Seguimos la “investigación”, seguimos con ese afán de probar toda propuesta desconocida. Es bueno salirse de lo habitual, conocer nuevas cocinas, nuevos locales y desde luego que esta no deja de ser una propuesta diferente, una comida típica de Mexico y además en cuanto entras y ves la decoración, nadie te debe explicar donde te encuentras. Una típica cantina mexicana decorada con buen gusto a mi entender.  Las mesas son bonitas pero pequeñas, siendo dos personas se come cómodo, siendo cuatro ya la cosa cambiará un tanto.


Una curiosidad que en mi opinión tiene fácil explicación: no reservan mesas para dos personas. Supongo que así, como al parecer siempre llenan, pueden hacer que el número de comensales sea mayor. Otra explicación no encuentro.
Así que si quieres pillar mesa siendo dos comensales pues sabes lo que te toca, probar suerte. Nosotros la hemos tenido.
A mi entender, el problema principal de este local curiosamente es que tiene mucho éxito y si te sientas en una de las mesas cercanas a la barra, donde se sitúan los que han ido más tarde, las miradas a tus platos, no por envidia, más bien por ver si terminas y dejas la mesa libre, hacen que te sientas un tanto incómodo.



Disponen también de algunas mesas en la calle donde también se puede cenar.
El servicio de sala, femenino y joven, es en general muy agradable y atento y dispuestas a ayudarte con lo que no conozcas.
Yo soy un tío de los más “paneros” que puedas encontrarte y aquí no hay pan. Pero nos han traido un par de “tortillas”, unas crepes que al menos sirven para ayudar a “cargar” el tenedor. De esas me como yo una docena y me quedo más ancho….. Para untar no sirven pero tampoco hay mucho que untar.

Primero te preguntan por la bebida, estamos donde estamos y digo yo que habrá que beber alguna cerveza. Asi que una sin alcohol por asuntos de controles y otra típica mexicana: 
Cerceza Pacifico Clara. Una cerveza que he leído por ahí que ha sido declarada en alguna ocasión como la mejor cerveza del mundo. Desconozco la que al parecer tiene más sabor, la más oscura pero la degustada hoy es una cerveza fácil de beber.
 Para quitar la sed, a mi gusto no es una cerveza para acompañar estos platos y no hablemos de los picantes. Pero está rica si te gusta suave y además si te gusta el carbónico y la sensación de estar tomando casi cerveza con gaseosa.


Comenzamos con unos nachos muy ricos como aperitivo acompañados por dos salsas, una más picante y más “verde” y la otra una especie de salsa de tomate que también tiene su toque de picor pero más llevadero. Nos ha gustado mucho más esta última.


Ensalada Tapachula que lleva como ingredientes: Hojitas verdes, bacon, tomate, aguacate, maiz, tomatitos cherry, pan de Dioses, frutos secos y queso, aliñada con aceite y vinagre de Modena “Deliciosa”.

Está bien rica la ensalada, tiene un gusto diferente a lo que estamos acostumbrados y además es una ración suficiente para dos personas. Una buena manera de comenzar una comida de manera sana y natural.


Chilaquiles:Totopos de maiz con pollo deshebrado en salsa de tomate picosita y cubierto de queso fundido. Esto ya es un plato mucho más contundente, tiene un toque picante que ya “avisan” en la carta. Tampoco es de anestesiar la boca pero pica y a mi el picante me encanta. Se notan bien los trozos de carne y el queso le da un sabor muy rico. Ración que para uno sería casi como plato único pero que entre dos se comparte estupendamente. Es un plato que me ha gustado bastante.


Costillas de cerdo: Sabroso puerco con Salsa de verdurita agridulce.
La carne está muy jugosa. Se suelta perfectamente del hueso. Yo las costillas las prefiero sin salsas pero reconozco que esta concretamente tiene buen sabor.
De nuevo una ración generosa que con los sabores tan marcados, hacen que vayas ya sintiendo que tu cuerpo no necesita mucho más para quedar satisfecho.


Postre: una crepe de base con dos bolitas de nata y una crema de caramelo de café con leche, golosona a más no poder. Casi diría que empalagosa. Recuerda mucho a la leche condensada al baño maría que tantas veces hemos comido. 


Pues sabiendo a lo que vas es una buena propuesta, no para cenas románticas ni para cenas tranquilas o sin prisas.
El total abonado han sido 55 euros que teniendo en cuenta lo degustado no me parce una mala relación calidad-precio.

Su página web: www.cantinatapachula.com

6 de mayo de 2014

RESTAURANTE KOKKEN. BILBAO: KE KONTENTO HE SALIDO, OYES.

Indagando en la red, en ese afán de conseguir encontrar cosas nuevas, cosa cada vez más difícil, allí que me aparece una propuesta que me llama la atención.

En Bilbao, en la Plaza del Gas, donde tantas veces hemos estado escuchando conciertos en Aste Nagusia, han abierto una propuesta diferente.


Kokken, que significa cocina en noruego, es un pequeño restaurante, con sitio para unos 30 comensales. Su diseño es simple pero muy original. Mesas de madera clara, sin mantel. Servilletas de papel, Eso sí, la vajilla llama la atención. Cada plato es diferente pero original a más no poder.




La carta de vinos es muy corta pero se pueden encontrar cosas interesantes. Nos hemos decantado por un Palacios Remondo Plácet Valtomelloso 2009. Un viura de color dorado brillante. Ya en nariz se nota que tenemos delante un vino “serio”, un vino que va a hacernos disfrutar aún mucho más de la cena. Ha aguantado como un campeón hasta el final, un vino con una acidez marcada, un postgusto muy agradable, invita a degustarlo lentamente en boca. Me alegro de la elección.

La propuesta del restaurante se basa principalmente en tres menús: corto, medio o largo o lo que es lo mismo 5, 7 o 9 tapas. Pero lo mejor de todo y que me ha parecido genial es que puedes empezar pidiendo el corto e ir alargándolo hasta que tú decidas parar.

Fernando González, que está en todo momento atento a todo lo que por allí se menea, nos sugiere este sistema aunque yo iba con intención de pedir el largo directamente. Otro detalle más que demuestra que aquí no nos quieren engañar, quieren que disfrutemos.

Pues comienza el espectáculo con carpaccio de salmón. No esperaba yo irme de un restaurante nórdico sin comer este pescado. Comenzamos el desfile de platos de pequeño tamaño pero de buena ración. Buen producto con sabor a lo que tiene que saber. Buen comienzo, sin duda.


Pasamos a unos buñuelos de bacalao. Otro producto que necesariamente tiene que estar presente en este local. Riquísimos. Templados, el toque dulce que le da el uso de la miel en su elaboración los hace más apetitosos aún. Además no hace falta preguntar de que son, el trozo de pescado en su interior, nos deja bien claro su composición. Me hubiese comido yo un buen plato de estos buñuelos pero lo mejor de la cocina, creo yo, que es quedarte con ganas de más. Pues objetivo conseguido.


Llega ahora la vieira con puré de alcachofa. Nueva sorpresa sápida. Puro producto bien trabajado. Como todos los platos degustados, el punto de sal es perfecto. Ni podemos considerarlo salado ni podemos hablar de soso. Punto exacto. Esto va estupendamente y con cada plato nos han preguntado por nuestro nivel de satisfacción. Vamos a más, vamos de “puturrú”.


Le llega el turno ahora al que sería el último plato salado del menú corto. Costilla a baja temperatura,  con un toque picante que después nos confiesa Fernando que es de guindilla. Pues esto está para chuparse los dedos y nunca mejor dicho pues es la mejor manera de degustarlo. De rechupete.


Por supuesto que vamos a seguir, vamos a por el menú mediano, con lo que son dos platos más. El primero de ellos es la papada de cerdo con salsa de ostras.  Pues….. “ostras” que cosa más rica. Un bocado extraordinario. Sabor a papada, inconfundible. Cojonudo, de diez, sin duda.


Repetimos bacalao, ahora en forma de lomo alto con alioli gratinado. Ya nos han demostrado que esto es una cocina de categoría superior. Esto no es un menú de tapas asi, sin más. Cada plato me sorprende más y más. Ni un pequeño fallo en el producto, ni fallos en los sabores, ni en las texturas. De nuevo me quito sombreros.


Llegados a este punto no es hambre lo que uno tiene pero estamos perfectamente preparados fisica y mentalmente para continuar a por el largo, sin problemas.

Risotto de txipis al idiazabal. Un plato muy catado ya en varios restaurantes. El punto del arroz como me encanta, un tanto tieso. Esto no es caldereta de arroz. Seguro que más de uno dirá que está duro, pero no, esta como tiene que estar. Estupenda ración que a estas alturas ya parece más contundente aún. Los sabores bien marcados y el queso presente pero no estorba.



Aquí nos llega otra de las estrellas de la noche, mollejas de ternera y puré de coliflor.  Mi primer comentario, nada más verlas, sin catarlas siquiera es que esto se puede comer sin dientes. Y efectivamente. Suaves a más no poder. ¿secreto? Pues horas de cocción y, como nos comenta Fernando después, quitándoles la piel que es lo que les dá esa textura tan característica que a muchos no nos hace demasiada gracia. En todos los platos degustados esta noche, las compañías, en forma de salsas y purés, son livianas, acompañan en todo caso para suavizar un tanto los potentes sabores y no para disimularlos.


Ya hemos “cumplido” pero he oído por ahí algo que no puedo marchar sin probar. Evidentemente a este sitio vuelvo sí o sí pero nunca sabe uno lo que puede pasar y por si las moscas……. le pido que nos saque una ración para compartir de callos y humus. Pues rematamos como comenzamos. Estupendamente. Con mucho sabor, con esa salsa que me permite, cosa curiosa en mi, terminar con el rico pan que nos han ofrecido. Soy panero a más no poder pero hoy ha sido prácticamente innecesario. Además no han sido solo callos, unos morros también andan por aquí.


Ahora ya sí, le llega el turno al postre y como no puede ser de otro modo, vuelta a acertar. Un   flan de coco con espuma y gelatina de piña.  Muy fresco. El flan sabe a coco de verdad y nuevamente, los complementos del plato no perjudican el sabor principal. Un sabor a piña suave, no eclipsa al flan.



Un cafecito y una infusión dan por finalizada la cena. Nos llega la cuenta. Si dejamos el vino de lado, no es un vino barato pero el sobre coste es muy proporcionado, resulta que el menú largo no llega a 24 euros por barba, iva incluido. Esto supone que cada tapa sale a 2,6 euros. Esto, bajo mi punto de vista, es un regalo. 
Satisfacción plena, sorpresa continuada. Además nos comenta que cambia la carta a menudo con lo que la vuelta está más que asegurada. Espero y confío en el éxito de este local. Meterse en este mundo con los tiempos que corren…… pero si es por el boca a boca creo que os irá bien. Un verdadero placer.      Su página web: www.restaurantekokken.com