25 de diciembre de 2014

DE SANTA ROSALIA (BILBAO): Estupenda carne de wagyu.

Como sabía que son días muy complicados por el tema de esas cenas de empresa o de amigos que se celebran antes de navidad y aprovechando una visita a la capital, reservé mesa en este restaurante al que le tenía ganas. Sé  que he cenado aquí hace ya un tiempo pero cuando no reflejaba en ningún sitio lo vivido.
El local no es lujoso, mesas un tanto ajustadas de tamaño, sin mantel y bien aprovechado el espacio interior. Tiene una terraza muy “apetecible” y además cubierta pero hoy no hace precisamente día de terrazas.
Cuando entrábamos,  casualidades de la vida, salía uno que ha confesado en alguna ocasión ser seguidor de este blog, los hay que tienen unos gustos muy raros. :-) Eso sí, prometo no volver a confundirme, esa juventud despista a uno que ya no lo es.


Tras un vistazo a la carta y como uno viene ya predispuesto a probar algunas cosas en concreto, hacemos el pedido de la cena.
Nos acercan unas aceitunas con una salsa ligera como aperitivo y mientras echo un vistazo a la carta de vinos que por cierto es bastante reducida. Como no veo ningún espumoso, les pregunto y me dicen que sí los tienen pero que no los tienen incluidos en la carta. Así que me voy a uno que sé que me gusta, un Juve Camps Reserva de la familia 2010. Creo que es un excelente cava para acompañar un menú que va a estar totalmente marcado por la carne. Me quedo con las copas de buen tamaño que tenemos y declino la oferta de “copas de cava”.  


La chica que nos ha atendido principalmente durante toda la cena ha resultado ser muy maja y agradable. Los platos degustados han salido al centro para compartir y en cada servicio nos ha cambiado platos y cubiertos.
Un par de panes que al final terminan siendo cinco. Nos hemos juntado dos “paneros” de mucho cuidado. Además alguna salsa invita al “pecado”.
Comenzamos por el tataki de wagyu. Viene acompañado por algunos adornos pero a mi lo que me interesa es la carne en sí. La verdad es que nos ha encantado. Sabor muy agradable, textura inmejorable. Marijo no es de pedir así las carnes pero es una excelente comedora y ha disfrutado mucho con el plato. Empezamos bien, empezamos muy bien.


Pasamos al Steak tartar de wagyu. Lleva unas compañias, como por ejemplo unos trozos de pimiento que pican. Mi compi no es amiga del picante, yo sí. Pero la carne en sí está espectacular. Sin esos condimentos exagerados que algunas veces convierten un steak tartar en un plato que parece todo menos carne. Aquí  el protagonista es la carne en sí y realmente está cojonuda.


El siguiente plato es el asado de tira de wagyu. Que no es otra cosa que el costillar del buey asado a baja temperatura. Acompañado simplemente por unos trozos de zanahoria y una patata presentada muy bonita. En cuanto he metido el cuchillo me he dado cuenta de que era pura mantequilla.  Con un sabor muy suave. En esta ocasión me he quedado con ganas y me hubiese comido otra ración tranquilamente.


Hasta aquí era lo que habíamos pedido en un primer momento pero nos quedan un par de copas de cava y además somos “buenos comedores”, así que nos decidimos a rematar la faena con el rabo de wagyu. Cocinado también a baja temperatura y que lleva el mismo acompañamiento que el plato anterior.
Volvemos a disfrutar como chiquillos de una carne jugosísima, con estupendo sabor, se deja soltar del hueso fácilmente e invita a untar pan en la rica salsa.
No queremos postres y eso que he estado tentado de pedir una ración de croquetas pero uno no es del mismo Bilbao.


Salimos ahora ya sí a la terraza, el vicio es el vicio. Un par de “cortaos” que por cierto están bien ricos y allí mismo pagamos y comentamos que ha sido una cena estupenda y que realmente todos los platos degustados han demostrado una calidad excelente de la carne y además que el cocinero sabe tratarla en su justa medida.
El total abonado han sido 120 euros. No soy persona, creo que el que me lea habitualmente lo habrá comprobado, que se queje en general de los precios. En esta ocasión un detalle ha nublado la sensación final y ha sido el precio cobrado por la botella de cava. 30 euros más los 3 correspondiente de iva, hacen un total de 33 euros. Es multiplicar por 2,5 su valor en tienda. 
Y curiosamente los vinos que ofertan tienen unos precios comedidos.

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