9 de octubre de 2014

BODEGA CIGALEÑA (SANTANDER): No todo el que vaga está perdido.

La vida pasa rápido, quizás demasiado rápido. Y eso que hay minutos largos, muy largos y noches eternas. Pero todo llega y todo pasa y todo marca. Y afortunadamente hay días que marcan para bien. Hay días que no olvidas jamás pero por lo vivido tan intensamente.


Hoy ha sido uno de esos días, sin lugar a dudas. Por fin he conocido este local, sabía a lo que venía y sabía con quien. Aquí la comida estará más o menos buena pero aquí se viene a que una persona que sabe mucho, pero que mucho de vinos, te sorprenda, te haga probar cosas que difícilmente vas a probar en otros sitios y además que mientras te lo presenta, te explique todo sobre el vino en cuestión. Este hombre es una enciclopedia en este mundo y se nota desde el primer momento que disfruta con ello. Además es “medio” tocayo mío. J


Llegados a la ciudad y tras localizar el hotel donde se van a instalar los “más valientes” de la cuadrilla (los que comen, cenan y “Gintonean”), y tras una primera visita a una tienda de vinos, como no podía ser de otra manera y a la que volveremos después, nos dirigimos a la Bodega Cigaleña donde espera el resto de la cuadri.
No hace falta ser muy listo ni demasiado observador para desde el primer momento darte cuenta de lo que aquí “se cuece”. Por todas las esquinas, techo incluido, botellas de vino y demás artilugios que dejan constancia de donde estamos y de lo que aquí premia por encima de todo.


Nos acomodan en un pequeño comedor privado situado en el piso superior. Una cosita importante y que reza en un cartel bien situado: “Cuidado con la viga”. Aquí ni los pequeños libramos. Alguno ya la ha “probado”.
Una vez acomodada semejante cuadrilla de “alborotadores” en una amplia y cómoda mesa, comenzamos el “desfile”. Una rica txapata de pan caliente y un plato de Gildas. Las Gildas compradas en Bilbao y que han tenido el éxito esperado. Con uñas y dientes he tenido que defenderlas para que Andrés pudiese probar una.
Primera “sorpresa” de la noche. Que tenga uno que venir a Santander a conocer un txakoli……. Manda……..


Fizzy Bitxia. Un txakoli de 7 grados. En nariz e incluso en boca uno pensaría estar bebiendo sidra. Fresquísimo. Al parecer se eleboran poquísimas botellas y Andrés se queda con muchísimas de ellas. De esos vinos “peligrosos” , poca graduación que invita a beber como si fuese un refresco. Interesante.
Continuamos con unas almejas. De buen tamaño y calidad. Un poco “pobre” el caldo que las baña. Me gusta que tenga más cosistencia y sabor. Correctas.


En esta ocasión el vino elegido ha sido de los que a mi me gusta mucho.
Weinbach Grand Cru Schlossberg Cuvée Sainte Catherine L¨Inédit. Para ser un riesling no es exageradamente fuerte en nariz aunque sí que están presentes los hidrocarburos. En boca presenta una fruta muy marcada, uno que es un “pato” para estos asuntos diría que incluso melocotón. Azúcar  residual alto que incluso es visible en la copa. A mi me ha encantado.


Nos llegan ahora unos hongos. Buen producto. He visto abajo unos de tamaño XL. Un pelín sosos. Con lo que me gusta encontrarme esos trozos de sal gruesa. Pero allí no queda ni un pequeño resto de prueba.

Para los hongos Andrés ha presentado un vino tinto, un Rivera de Duero. Valbuena 1993. Los que saben de tintos y disfrutan de ellos lo han hecho pero a mi me ha sorprendido ofreciéndome un vino blanco. Verdejo cien por cien. Además tanto su nombre como su etiqueta me han recordado un poco a mi mismo. A mi momento.  “Sin rumbo” añada 2012. No diría yo sin  saberlo que se trata de un verdejo. Quizás es que realmente estamos mal acostumbrados con el asunto de los verdejos. Diferente pero a mi me ha parecido un estupendo vino. Y por supuesto, el resto de la mesa no ha podido, ni ha querido, evitar la tentación de dejarme la botella temblando.
La frase de la contra-etiqueta da titulo a este comentario pues me ha gustado mucho: “No todo el que vaga está perdido”.

Pasamos a unas estupendas mollejas preparadas de un modo que las hace jugosísimas. Sin rebozar. Muy suaves. Una pena que haya personas que por saber lo que esto es se queden sin probarlas. Merecen la pena. No ha sido el caso de los “tragones” de hoy. Aquí no hay reparos para nada.


El vino elegido ha sido un jerez pero no un jerez cualquiera. Al parecer un par de “valientes” enólogos están intentado recuperar viejas sensaciones. Son vinos de los que prefiero no opinar. Alguien que conoce bien mis gustos ya ha dicho que no me iba a gustar. Pero viendo las caras de mis compis de mesa, sobre todo de algunos, sé que es un vino que merece la pena. Encrucijado 2012, un palo cortado.
Llega ahora el que para mi quizás haya sido el mejor plato de la noche. Unos salmonetes de buen tamaño. En un principio, siendo el pescado sin desespinar un pequeño “problema” para mi, incluso he pensado en pasárselo a alguien, pero bien poco de provecho quedaba para Josean que ha terminado de limpiarlo como se merecía. Rico. Y de nuevo otro blanco, un verdejo, concretamente Isse 2 Vigerons. Me pierdo ya. Soy incapaz de llevar ni la cuenta ni el orden. Pero nos vamos entendiendo? Eso espero.


De nuevo un excelente vino blanco acompaña al plato. Un Puligny Montrachet Les Perrières 2005. Imagino que habré “destrozado” el nombre. Alguno que yo me sé ya me echará la bronca pero imagino que con esto sabréis de que vino hablo. A estar alturas ya ni sé que decir pero se que me encantó. Rico vino.

Llega el turno de la carne y por ahí campea una botella de blanco, un Alain Graillot  Crozes-Hermitage 2010. Un vino muy fresco, sin demasiada acidez. No sé si era para mi o para refrescar la boca en general pero evidentemente desaparece de inmediato.
Tres chuletas con sus correspondientes patatas fritas y unos pimientos verdes fritos. Al parecer Andrés tiene su propia opinión sobre la manera de degustarla y no le va el tema de platos calientes. Yo pienso que la carne necesita mantener una temperatura. El hecho de ser ocho los comensales, hace que tampoco se necesite demasiado tiempo para que los platos queden vacíos pero yo sí hubiese agradecido un poco de calor. Rica la carne pero curiosamente y siendo del mismo animal, hay diferencia de sabor. Una de ellas estaba impresionante. Me encanta mezclar esa carne magra con la grasa.
Para los de los tintos ha salido ahora un Chateauneuf  du Pape del que poco o más bien nada puedo decir. Se han encargado hoy de tenerme suficientemente entretenido para no consentirme prepararme mi bebida espiritosa consistente en un buen tinto con “burbujas”.
Y creo que otro tinto más. Si no me confundo, un vino italiano. Turriga 1994.


Nueva sorpresa en forma de vino “rompedor”. Vamos a llegar a los “dulces” y antes de nada, al parecer, necesitamos prepararnos para ello.
Un “Goguette” Vin de table de France. Y de nuevo el hecho de no haber tomado nota alguna hace que simplemente pueda decir que ha cumplido con creces con su misión. Fresquísimo, burbujeante y muy rico. De beberte la botella sin problemas.
Pasamos ahora a los quesos. Un Divirin aportado generosamente por Sergio. Queso que ya conocía y que me encanta y por supuesto “todo pa dentro”, corteza incluida. Me gusta mucho este queso aunque en otra ocasión  lo he degustado a lo “Hannibal Lecter”, es decir, quitar la tapa y untar lo de dentro.


El más suave ha sido el Jarradillas, podíamos hablar casi de lo que llamamos un queso de Burgos.  El segundo más suave ha sido para mi el Garmillas, un queso de la zona de Ampuero.
El más fuerte con diferencia, de esos que pienso que son para untar en pan pero en pequeñas cantidades. Me gusta pero en su justa medida. Un queso de Cabezón de Liebana. Asi que quesos de la tierruca.

Y por último y el que más me ha gustado, una Torta de Hoja, un queso azul pero sin esa intensidad exagerada de alguno de ellos. Muy, pero que muy rico.
Creo que en general los quesos han sido de una calidad superior y he disfrutado mucho con ellos.
El primer vino dulce y que para mi ha sido realmente eso, un vino dulce de ganas, ha sido el Cosmic Essencia 2013. Acidez total y dulzor abosoluto. Aunque dicen que no, a mi me parecía estar bebiendo miel. Desde luego que con los quesos potentes degustados hoy, marida de maravilla.
Algunos somos de comer y de comer mucho. Necesitamos algo dulce pero son ya unas horas tardías y no van a estar allí esperándo nuestros caprichos, así que negociamos al menos alguna presencia. Asi que amablemente nos acercan para compartir una tarta de queso, un flan y una especie de tocino de cielo.Tres raciones de buen tamaño de las que damos cuenta en un voleo y de las que todos echamos mano.

Y ahora llegan los dos últimos vinos. Aquí mis gustos personales hacen que a más toquen los demás. Son vinos demasiado potentes para mi, desmasiado…… “ajerezados” ‘??? Quizás no me entendáis pero yo sí me entiendo. Contra los gustos personales nada podemos hacer y no soy yo amigo de estos vinos por muy excelentes que puedan ser.


Así que aquí os los nombro pero poco provecho he sacado de ellos. Como siempre, termino con una copita de un blanco serio en la mano y disfruto más que con cualquier otro. Los vinos en cuestión han sido:  Domaine Danjou Banessey 2002 Vi Ranci y un Barbeito Mae Manuela Malvasía de 40 añitos.
Unos cafecitos disfrutando de la continuada información que Andrés aporta sobre el mundo de los vinos. Una persona, y es la tercera que conozco en un breve espacio de tiempo, que disfruta como un chiquillo hablando, dando información y viendo como otras personas escuchan con pasión.
Visto desde fuera puede parecer que hemos bebido demasiado. A tener en cuenta que hemos sido ocho personas y que de una botella salen las copas que salen. Además desde la hora de sentarnos a la hora de levantarnos han pasado cinco horas. Bueno pues he aquí la foto "finish" del homenaje.


Gracias Andrés por la generosidad demostrada, gracias por aguantarnos, que sabemos que siempre nos ponemos un poco pesaditos.
De nuevo un restaurante al que me aseguro la vuelta, no me pilla tan cerca pero habrá ocasión de volver, seguro que sí.
El total abonado han sido 80 euros por cabeza. Los precios de los vinos son bastante más que ajustados. Aquí tampoco quieren engañarte.
Perdón por no tener la capacidad suficiente para relatar en su justa medida lo bebido, sigo pensando que es excesivo, prefiero comer con tres o cuatro como mucho pero estos "locos" disfrutan como chiquillos y te contagian.
Su página web: www.bodegacigaleña.com

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