La vida pasa rápido, quizás demasiado rápido. Y eso que
hay minutos largos, muy largos y noches eternas. Pero todo llega y todo pasa y
todo marca. Y afortunadamente hay días que marcan para bien. Hay días que no
olvidas jamás pero por lo vivido tan intensamente.
Hoy ha sido uno de esos días, sin lugar a dudas. Por fin
he conocido este local, sabía a lo que venía y sabía con quien. Aquí la comida
estará más o menos buena pero aquí se viene a que una persona que sabe mucho,
pero que mucho de vinos, te sorprenda, te haga probar cosas que difícilmente
vas a probar en otros sitios y además que mientras te lo presenta, te explique
todo sobre el vino en cuestión. Este hombre es una enciclopedia en este mundo y
se nota desde el primer momento que disfruta con ello. Además es “medio” tocayo
mío. J
Llegados a la ciudad y tras localizar el hotel donde se
van a instalar los “más valientes” de la cuadrilla (los que comen, cenan y
“Gintonean”), y tras una primera visita a una tienda de vinos, como no podía
ser de otra manera y a la que volveremos después, nos dirigimos a la Bodega Cigaleña
donde espera el resto de la cuadri.
No hace falta ser muy listo ni demasiado observador para
desde el primer momento darte cuenta de lo que aquí “se cuece”. Por todas las
esquinas, techo incluido, botellas de vino y demás artilugios que dejan
constancia de donde estamos y de lo que aquí premia por encima de todo.
Nos acomodan en un pequeño comedor privado situado en el
piso superior. Una cosita importante y que reza en un cartel bien situado:
“Cuidado con la viga”. Aquí ni los pequeños libramos. Alguno ya la ha
“probado”.
Una vez acomodada semejante cuadrilla de “alborotadores”
en una amplia y cómoda mesa, comenzamos el “desfile”. Una rica txapata de pan
caliente y un plato de Gildas. Las Gildas compradas en Bilbao y que han tenido
el éxito esperado. Con uñas y dientes he tenido que defenderlas para que Andrés
pudiese probar una.
Primera “sorpresa” de la noche. Que tenga uno que venir a
Santander a conocer un txakoli……. Manda……..
Fizzy Bitxia. Un txakoli de 7 grados. En nariz e incluso
en boca uno pensaría estar bebiendo sidra. Fresquísimo. Al parecer se eleboran
poquísimas botellas y Andrés se queda con muchísimas de ellas. De esos vinos
“peligrosos” , poca graduación que invita a beber como si fuese un refresco.
Interesante.
Continuamos con unas almejas. De buen tamaño y calidad.
Un poco “pobre” el caldo que las baña. Me gusta que tenga más cosistencia y
sabor. Correctas.
En esta ocasión el vino elegido ha sido de los que a mi
me gusta mucho.
Weinbach Grand Cru Schlossberg Cuvée Sainte Catherine
L¨Inédit. Para ser un riesling no es exageradamente fuerte en nariz aunque sí
que están presentes los hidrocarburos. En boca presenta una fruta muy marcada,
uno que es un “pato” para estos asuntos diría que incluso melocotón.
Azúcar residual alto que incluso es
visible en la copa. A mi me ha encantado.
Nos llegan ahora unos hongos. Buen producto. He visto
abajo unos de tamaño XL. Un pelín sosos. Con lo que me gusta encontrarme esos
trozos de sal gruesa. Pero allí no queda ni un pequeño resto de prueba.
Para los hongos Andrés ha presentado un vino tinto, un
Rivera de Duero. Valbuena 1993. Los que saben de tintos y disfrutan de ellos lo
han hecho pero a mi me ha sorprendido ofreciéndome un vino blanco. Verdejo cien
por cien. Además tanto su nombre como su etiqueta me han recordado un poco a mi
mismo. A mi momento. “Sin rumbo” añada
2012. No diría yo sin saberlo que se
trata de un verdejo. Quizás es que realmente estamos mal acostumbrados con el
asunto de los verdejos. Diferente pero a mi me ha parecido un estupendo vino. Y
por supuesto, el resto de la mesa no ha podido, ni ha querido, evitar la
tentación de dejarme la botella temblando.
La frase de la contra-etiqueta da titulo a este comentario
pues me ha gustado mucho: “No todo el que vaga está perdido”.
Pasamos a unas estupendas mollejas preparadas de un modo
que las hace jugosísimas. Sin rebozar. Muy suaves. Una pena que haya personas
que por saber lo que esto es se queden sin probarlas. Merecen la pena. No ha
sido el caso de los “tragones” de hoy. Aquí no hay reparos para nada.
El vino elegido ha sido un jerez pero no un jerez
cualquiera. Al parecer un par de “valientes” enólogos están intentado recuperar
viejas sensaciones. Son vinos de los que prefiero no opinar. Alguien que conoce
bien mis gustos ya ha dicho que no me iba a gustar. Pero viendo las caras de
mis compis de mesa, sobre todo de algunos, sé que es un vino que merece la
pena. Encrucijado 2012, un palo cortado.
Llega ahora el que para mi quizás haya sido el mejor
plato de la noche. Unos salmonetes de buen tamaño. En un principio, siendo el
pescado sin desespinar un pequeño “problema” para mi, incluso he pensado en
pasárselo a alguien, pero bien poco de provecho quedaba para Josean que ha
terminado de limpiarlo como se merecía. Rico. Y de nuevo otro blanco, un verdejo, concretamente Isse 2 Vigerons. Me pierdo ya. Soy incapaz de llevar ni la cuenta ni el orden. Pero nos vamos entendiendo? Eso espero.
De nuevo un excelente vino blanco acompaña al plato. Un
Puligny Montrachet Les Perrières 2005. Imagino que habré “destrozado” el
nombre. Alguno que yo me sé ya me echará la bronca pero imagino que con esto
sabréis de que vino hablo. A estar alturas ya ni sé que decir pero se que me
encantó. Rico vino.
Llega el turno de la carne y por ahí campea una botella
de blanco, un Alain Graillot
Crozes-Hermitage 2010. Un vino muy fresco, sin demasiada acidez. No sé
si era para mi o para refrescar la boca en general pero evidentemente
desaparece de inmediato.
Tres chuletas con sus correspondientes patatas fritas y
unos pimientos verdes fritos. Al parecer Andrés tiene su propia opinión sobre
la manera de degustarla y no le va el tema de platos calientes. Yo pienso que
la carne necesita mantener una temperatura. El hecho de ser ocho los
comensales, hace que tampoco se necesite demasiado tiempo para que los platos
queden vacíos pero yo sí hubiese agradecido un poco de calor. Rica la carne
pero curiosamente y siendo del mismo animal, hay diferencia de sabor. Una de
ellas estaba impresionante. Me encanta mezclar esa carne magra con la grasa.
Para los de los tintos ha salido ahora un
Chateauneuf du Pape del que poco o más
bien nada puedo decir. Se han encargado hoy de tenerme suficientemente
entretenido para no consentirme prepararme mi bebida espiritosa consistente en
un buen tinto con “burbujas”.
Y creo que otro tinto más. Si no me confundo, un vino italiano. Turriga 1994.
Y creo que otro tinto más. Si no me confundo, un vino italiano. Turriga 1994.
Nueva sorpresa en forma de vino “rompedor”. Vamos a llegar
a los “dulces” y antes de nada, al parecer, necesitamos prepararnos para ello.
Un “Goguette” Vin de table de France. Y de nuevo el hecho
de no haber tomado nota alguna hace que simplemente pueda decir que ha cumplido
con creces con su misión. Fresquísimo, burbujeante y muy rico. De beberte la
botella sin problemas.
Pasamos ahora a los quesos. Un Divirin aportado
generosamente por Sergio. Queso que ya conocía y que me encanta y por supuesto
“todo pa dentro”, corteza incluida. Me gusta mucho este queso aunque en otra
ocasión lo he degustado a lo “Hannibal
Lecter”, es decir, quitar la tapa y untar lo de dentro.
El más suave ha sido el Jarradillas, podíamos hablar casi
de lo que llamamos un queso de Burgos.
El segundo más suave ha sido para mi el Garmillas, un queso de la zona
de Ampuero.
El más fuerte con diferencia, de esos que pienso que son
para untar en pan pero en pequeñas cantidades. Me gusta pero en su justa
medida. Un queso de Cabezón de Liebana. Asi que quesos de la tierruca.
Y por último y el que más me ha gustado, una Torta de
Hoja, un queso azul pero sin esa intensidad exagerada de alguno de ellos. Muy,
pero que muy rico.
Creo que en general los quesos han sido de una calidad
superior y he disfrutado mucho con ellos.
El primer vino dulce y que para mi ha sido realmente eso,
un vino dulce de ganas, ha sido el Cosmic Essencia 2013. Acidez total y dulzor
abosoluto. Aunque dicen que no, a mi me parecía estar bebiendo miel. Desde
luego que con los quesos potentes degustados hoy, marida de maravilla.
Algunos somos de comer y de comer mucho. Necesitamos algo
dulce pero son ya unas horas tardías y no van a estar allí esperándo nuestros
caprichos, así que negociamos al menos alguna presencia. Asi que amablemente
nos acercan para compartir una tarta de queso, un flan y una especie de tocino
de cielo.Tres raciones de buen tamaño de las que damos cuenta en un voleo y de
las que todos echamos mano.
Y ahora llegan los dos últimos vinos. Aquí mis gustos
personales hacen que a más toquen los demás. Son vinos demasiado potentes para
mi, desmasiado…… “ajerezados” ‘??? Quizás no me entendáis pero yo sí me
entiendo. Contra los gustos personales nada podemos hacer y no soy yo amigo de
estos vinos por muy excelentes que puedan ser.
Así que aquí os los nombro pero poco provecho he sacado
de ellos. Como siempre, termino con una copita de un blanco serio en la mano y
disfruto más que con cualquier otro. Los vinos en cuestión han sido: Domaine Danjou Banessey 2002 Vi Ranci y un
Barbeito Mae Manuela Malvasía de 40 añitos.
Unos cafecitos disfrutando de la continuada información
que Andrés aporta sobre el mundo de los vinos. Una persona, y es la tercera que
conozco en un breve espacio de tiempo, que disfruta como un chiquillo hablando,
dando información y viendo como otras personas escuchan con pasión.
Visto desde fuera puede parecer que hemos bebido
demasiado. A tener en cuenta que hemos sido ocho personas y que de una botella
salen las copas que salen. Además desde la hora de sentarnos a la hora de
levantarnos han pasado cinco horas. Bueno pues he aquí la foto "finish" del homenaje.
Gracias Andrés por la generosidad demostrada, gracias por
aguantarnos, que sabemos que siempre nos ponemos un poco pesaditos.
De nuevo un restaurante al que me aseguro la vuelta, no
me pilla tan cerca pero habrá ocasión de volver, seguro que sí.
El total abonado han sido 80 euros por cabeza. Los
precios de los vinos son bastante más que ajustados. Aquí tampoco quieren
engañarte.
Perdón por no tener la capacidad suficiente para relatar en su justa medida lo bebido, sigo pensando que es excesivo, prefiero comer con tres o cuatro como mucho pero estos "locos" disfrutan como chiquillos y te contagian.
Su página web: www.bodegacigaleña.com
Perdón por no tener la capacidad suficiente para relatar en su justa medida lo bebido, sigo pensando que es excesivo, prefiero comer con tres o cuatro como mucho pero estos "locos" disfrutan como chiquillos y te contagian.
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