En
mi actual decisión de visitar mis restaurantes preferidos con más frecuencia de
la que lo he hecho hasta ahora, le ha tocado el turno hoy al Zarate.
Restaurante
con éxito en Bilbao, no se os ocurra venir sin reserva porque las posibilidades
que tenéis de encontrar sitio son muy, pero que muy remotas.
Esto
quiere decir que aquí las cosas se hacen bien, muy bien.
Nos
recibe Roberto García, una persona que sabe mucho de vinos y que además conmigo
acierta siempre.
Nunca
intenta venderte lo más caro, intenta que salgas contento con la elección. Como
ya he probado casi todo, hoy la elección ha sido un vino alavés, un rioja que no había probado nunca, un
Remelluri cosecha 2011. Curiosa mezcla de unas cuantas variedades de uva:
Garnacha Blanca, Viognier, Sauvignon Blanc, Chardonnay, Roussanne y Marsanno.
Envejecido
aproximadamente un año en barricas Allier de roblé francés.
Como
bien dice Roberto, vamos a dejarle un poco que aumente su temperatura, nada de
cubiteras. Nariz muy, pero que muy interesante. Fruta madura. En boca es
tremendo. Tiene mucho cuerpo y muy buena acidez.
Es
un vino para saborear, un vino que incluso ha hecho que preste menos atención a
parte de la comida. Eso en mi es ya mucho decir. Tengo que probar alguna añada
más antigua a ver que me dice. Estupendo vino. Gracias Roberto.
No
llevaba yo intenciones hoy de pasarme con la cena, estoy “ganando” centímetros
y no de pecho precisamente. Pero una cosas son las intenciones y otra muy
distinta son las realidades.
Mientras
pensamos un poco, nos sacan un par de aperitivos, una cuchara de pulpo. Bocada
exquisito para abrir paladares. Y una crema de txistorra calentita que verano
será pero calor……..
Este
es uno de los restaurantes donde el hecho de que me cobren el pan me parece
normal e incluso barato. Varias variedades de panes de calidad excelente y de
los “sanos”. Con cereales. Pan con cuerpo, pan que parece más bizcocho que pan
en sí.
Conozco
bien los gustos de mi compi y se que unos langostinos a la plancha y más aún si
son de calidad, le van a sentar estupendamente. Así que pedimos una ración para
compartir. 4 buenas piezas de langostino de Huelva.
Simplemente
espectaculares, en ese punto especial de cocinado que remarca aún más su sabor.
Se que soy un tanto extremista y al comer langostinos más aún. Me gustan los
extremos, cabeza y cola. Asi que el reparto es fácil y curiosamente todos contentos.
Eso sí, cuando llegan a retirar el plato, da la sensación de que me he comido
yo todos. Cojonudos, sin duda.
Nos
comentan que han añadido un nuevo plato a la carta y que quisiera que los
probemos. Un arroz meloso con langostinos a baja temperatura. La idea es
compartir una ración y nos lo sacan emplatado individualmente. ¿Esto es media
ración?. Pues la leche….. cómo será una entera.
No
me arrepiento de haberles hecho caso. Rico no, algo más. El punto del arroz
perfecto en mi opinión. Algunos dirán que está “duro” pero de eso nada. No
suena al masticar. Está riquísimo, con muchísimo sabor. El langostino que lo
acompaña, que viene ya pelado, está así mismo exquisito. Buen plato, buena
opción en carta. Plato consistente que llena.
Y
ahora pasamos a la que es sin duda alguna, la especialidad de este local. Los
peces. Tenemos alguna que otra alternativa y nos comenta que de un rey que ha
pesado 2,6 kilos, le queda la mitad de la que van a salir dos más que
estupendas raciones.
Una
pena que no se aprecie en la foto el verdadero tamaño. Tengo que acostumbrarme
a colocar algo con lo que poder compararlo.
Nos
lo presentan entero para luego pasar a emplatarlo individualmente. Y además
colocar en otro plato la cabeza para que degustemos alguna de sus “sorpresas
escondidas”.
A
mi me toca una ración mucho más generosa, al parecer tengo más saque.
Como
siempre, acompañado de unas patatas panaderas que serán “actores secundarios”
pero que bien pudieran hacer de actor principal. Mira que me gustan a mi las
patatas pero hay algunas que se llevan la palma. Están impresionantes.
El
pescado, sin sorpresas puesto que siempre ha sido así, ESPECTACULAR. Jugoso a
más no poder. Pura “mantequilla”. Ese jugo del plato invita a la gula, invita
al unte, pero yo ya no puedo y más que nada yo ya no debo.
El
precio de estos pescados es el que es. ¿Caro? No tengo ni idea pero me repito
en una frase copiada de una persona a la que admiro y que pienso utilizar en
más de una ocasión: Porque….. ¿Cuánto vale una sensación?.
Le
comento que nos saque una ración para dos de alguna cosa que tenga de postre
pero que sea total y absolutamente liviano. Menos mal que me hacen caso y nos
comemos unas estupendas frambuesas con una pequeña bolita de helado. Están muy
ricas y muy suaves.
Para
cuando me doy cuenta y sin darme tiempo a decir que no, allí que se nos
presentan con esos detalles golosos para acompañar el rico cortao: bizcocho de
chocolate, crujiente de galleta y galleta de mantequilla. A cada cual más rico
pero si a alguno le tengo que poner el diez, que sea para la galleta.
Y
de nuevo, sin previo aviso, un par de copitas de un oporto que ya había
probado, un Poças Junior. Tawny. Voy entrando con este también. No todo van a
ser PX.
Eso sí, carísima me ha salido la invitación al Oporto. Control y aunque
no por mucho pero….nos hemos pasado de la raya….. por “listo”.
Tras
el saludo de Sergio que termina su jornada laboral, nos vamos con caras de
satisfacción. Era la primera visita de mi acompañante y le ha encantado. Pues
todos contentos.
El
precio abonado hoy ha sido de 186 euros. Teniendo en cuenta el precio del vino
(46 e) y que todo es de primerísima calidad, me parece una buena relación
calidad-precio.
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