Ni
se las veces que había pensado visitar este local y por una cosa o por otra
nunca se daba la ocasión.
Aprovechando
que mi compi de hoy no es precisamente una enamorada de ciertas cocinas y que además
disfruta muchísimo con las ensaladas, me ha parecido que era el día ideal para
quitarme el antojo.
Había
echado, como hago siempre, un buen vistazo a su página web y además había leído
muchos comentarios vertidos en la red sobre el local.
Había
de todo un poco pero me parecía que pesaba bastante más lo positivo que lo
negativo y además, soy de los que piensan que casi siempre hay que dar una
oportunidad.
El
local está bien, las mesas son pequeñas pero suficientes para dos personas y
como están colocadas en paralelo junto a su paredes, no tienes sensación alguna
de estar junto a nadie.
Manteles
y servilletas de papel y vajilla correcta. Las copas de vino ya presagian que
aquí no es, precisamente, el punto fuerte. Pero eso ya lo sabía yo y no he
venido a buscar ninguna referencia especial.
En
este restaurante trabajan con menú, dependiendo si es menú del día, menú de
noche o menú de festivos, los precios cambian, cosa lógica.
En
nuestro caso el menú del sábado noche a 22,50 euros y que te da varias opciones
entre un primero, una sopa, un principal y un postre.
Cuando
hay este tipo de menús, me gusta pedir siempre algo distinto a lo que mi
acompañante pida, así siempre tienes la oportunidad de probar el doble de
platos y cuando uno es tan “curioso” pues eso gusta y además así también puedes
dar una idea más detallada de su comida.
Ensalada
de frutas tropicales. Desde luego que el tamaño es para no quedarse con hambre.
No destacaría yo nada en especial y la consideraría un ensalada correcta. Sin
problemas pero sin emociones. Como conozco a Amaia, no dejo que termine con
ella. Ello supondría que el resto de la cena iba a ser “complicada”. Así que
hay que dejar hueco para probar el resto.
Antes
de nada comentar que te sacan una cesta con varios trozos de pan de semillas.
De nuevo correcto, sin más. Vengo de probar panes que me hacen luego ser
demasiado exigente y no es menester.
En
la mesa tienes también todo lo necesario para aliñar a tu gusto las ensaladas:
aceite, vinagre, sal, soja……
Yo
pido una ensalada más clásica, con espárragos, huevo cocido, patata, lechuga…….
Nada destacable ni para bien ni para mal. Correcto.
Aunque
hemos podido pedirnos una sopita cada uno, hemos preferido compartir para
probar un gazpacho. Por el color y por el resultado, me parecía, nos parecía,
un salmorejo. Mi compi es una “experta” en la realización de este plato y lo he
probado en alguna ocasión. Los salmorejos de Amaia son “potentes”, mucho. Y el
que tenemos delante es muy “sano” y no tiene esa potencia sápida para nada.
De
platos principales nos comemos un calabacín relleno con una salsa bechamel. Nos
ha gustado el plato. Aunque no sea yo precisamente un amante de esta salsa. Me
resulta pesada. Pero reconozco que estaba rico.
Antes
de continuar quisiera decir que no penséis al oir vegetariano que aquí se viene
a pasar hambre precisamente. Las raciones son muy generosas y la sensación es
de estar comiendo y bien. No es fácil terminar con el menú en su totalidad.
Yo
había leído por ahí que las albóndigas vegetales están bien ricas así que hay
que probarlas. Vienen en salsa de tomate y desde luego que la salsa sí que está
para untar pan. No puedo hablar demasiado de la albóndiga en sí pues no tiene
sabor destacable alguno pero el conjunto sí hace del plato algo que te
satisface. De nuevo plato contundente, este sí que lo aconsejo.
En
el apartado de postres, al parecer todo el mundo opina que su postre estrella
es la tarta de zanahoria, coco y chocolate. Pues no queda otra que pedirla.
Amaia se decide por un arroz con leche.
Curiosamente
al final los platos cambian en la mesa y cada uno se queda con el postre del
otro. Reconozco que la tarta no está mal y el baño de chocolate también pero es
que, señores y señoras, si son vds. amigos del arroz con leche y les gusta
hecho con fundamento, hecho para recordar, no dejen de probar este. Al estilo
de nuestras amatxus, con leche, con canela, con rodaja de naranja y ralladura
de limón y con tiempo.
Muy
rico y muy goloso. Me quedo con este arroz con leche por encima de la tarta.
Un
cortao he pedido pero me encuentro casi con un café con leche. Pero no es que
se hayan confundido, al parecer en este restaurante no saben sacar raciones
pequeñas. No soy amigo de este tipo de cafés. Yo los míos los quiero pequeños y
con muy poca leche.
Su
carta de vinos no es muy amplia y menos aún en blancos, además mi compañía no
bebe más que cosas………. “especiales”, así que una botella de Lambrusco. Y mira que reconozco
que algunos lambruscos no me disgustan pero en muy pocas ocasiones los
encuentro.
Pues
el total abonado han sido 55 euros todo incluido que me parece una correcta
relación calidad-precio.
Como
siempre, al leer comentarios en la web, me encuentro con el típico de que el
trato ha sido malo. Luego llego yo y resulta que el trato es estupendo, amable,
simpático. Cada día estoy más convencido de que en la inmensa mayoría de las
ocasiones recogemos lo que sembramos.
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