14 de mayo de 2014

RESTAURANTE EL PORTALON: A salvo de forrajidos.

Restaurante al que me gusta acudir al menos una vez al año aunque eso le recuerde a uno lo fácil, demasiado fácil que pasa el tiempo.

Más que un restaurante en sí, el Portalón es prácticamente un museo, fue fundado a finales del Siglo XV. Era una Casa de Postas y mantiene el mismo aspecto medieval de la época. Su nombre no tiene dudas, lo más destacable es el enorme portón de madera de roble que daba entrada a los carruajes de los comerciantes, teniendo así un lugar a salvo de asaltos y robos.

Buen sitio para comer tras un paseo por la antigua aldea de Gasteiz y además junto a él se encuentran otros emblemáticos edificios como la catedral de Santa María, la Torre de Doña Otxanda y la plaza de las Bullerías.  

Estamos en el casco viejo y podemos aprovechar también para comernos unos pintxos y tomar unos txakolis antes de ir a comer o cenar.
  
Es en los años 50 cuando se da definitivamente el uso de restaurante a este edificio y desde entonces no ha dejado de funcionar y bien al parecer.


Tiene varios comedores que hacen poder atender diferentes propuestas a la vez y que los comensales no se sientan molestados por otros más o menos ruidosos.
Comedores bien vestidos, buen tamaño de mesas, con detalles cuidados. Las copas de vino de muy buen tamaño y calidad.
El servicio muy profesional y amable en todo momento.  Su bodega, situada en las antiguas caballerizas está bien servida y merece una visita.


Una de sus ofertas más interesantes son sus cenas teatralizadas con un menú cerrado, algún día habrá que acudir a alguna de ellas. Desde luego que el entorno es más que ideal para ello. También disponen de un estupendo menú degustación.
Pero hay días en los que uno acude ya un tanto “servido” y no necesita “repostar” tanto pues el “depósito” está ya medio lleno.
Así que vamos a pedir alguno de sus excelentes productos para compartir.
Comenzamos con una ración de pulpo a la parrilla: producto de diez, estupenda ración, punto perfecto, a mi al menos así me lo parece. No “blandengue” como a muchos les gusta, yo lo prefiero “al punto”, que tengas que masticarlo un poco.


Recuerdo una “pequeña discusión” en  La Torruca sobre el punto ideal del pulpo y Gustavo me lo dijo, ese punto “tieso” hace que lo tengas más tiempo en boca y así lo disfrutes más tiempo. Estoy totalmente de acuerdo.

Almejas a la sartén: de nuevo excelente producto, con un toque cítrico que las hace más apetecibles aún. El “problema” de este plato es que te quedas con ganas de más. Yo estaría comiendo almejas como si fuesen pipas, pero su precio hace que me lo “piense” un poco. Muy ricas.


Rape a la brasa: seguimos con producto de primera calidad, tanto el del pescado como el de la patata que lo acompaña. El jugo está para untar pan sin conocimiento. Punto exacto del rape, jugoso. Los ajos dorados, otra de las cosas que a mi me hacen disfrutar de lo lindo, están de rechupete.


Estofado de rabo: para no variar ni un ápice el comentario, buena carne, se despega con suma facilidad, Suave, sabrosa. Una pequeña pega que cada día es más habitual, un pelín soso para mi gusto. Esta ansiedad por la salud…… Pero ni siquiera me he planteado pedirla, se puede comer sin problemas. Buena ración en tamaño, de nuevo la patata excelente, como no puede ser de otro modo. Estamos en tierra de patatas. La salsa también exquisita y de nuevo volvemos a utilizar uno de mis alimentos preferidos, el pan, para dar buena cuenta de ella.


Goxua: postre alavés por excelencia. Recordaba que lo había probado en este mismo restaurante en otra ocasión y que el caramelo me “molestó” un tanto por exceso. Esta vez no ha sido así, los ingredientes en las proporciones ideales. Está rico, muy rico.


Para acompañar la cena hemos decidido bebernos una botella de algo que cada día me gusta más:

Gramona Imperial Gran Reserva 2007

Color amarillo dorado claro.
Nariz a manzana, pera y toques dulces, bollería puede ser la palabra que hay que usar?

En boca sigue marcando la manzana y ya se nota un  ligero amargor que nos lleva a un retrogusto muy largo y agradable.

Es un cava que por un precio comedido te permite disfrutar de principio a fin de cualquier comida en cualquier momento.

Con el postre hay bebidas más apetecibles y hoy me he encontrado con dos "viejos conocidos", por un lado:

Sidra de hielo Neige: un placer para los sentidos, aquí la manzana está presente hasta para los paladares menos entendidos.

Por el otro:

Noe PX: otro placer de dioses. No es que me guste, es que me encanta. Me quedo con una frase de una persona a la que le tengo un tremendo respeto y que resume estupendamente lo que se siente al beber esta maravilla:
“RCP de 10 porque……¿cuanto vale una sensación?”. Un saludo, D. Javier.

Café e infusión para terminar la “función”.
El precio total abonado han sido 144 euros pero tenemos que tener en cuenta que el cava son 22 y los vinos dulces suman otros 14 así que el precio, teniendo en cuenta además la calidad del producto, no es tan elevado como pudiésemos pensar.

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