22 de abril de 2014

RESTAURANTE SOLANA: Domingo de "resurrección"

Hoy ha sido sábado, lo del título es porque mañana, aún siendo uno poco creyente y menos practicante, va a sentir realmente lo que es un domingo de resurrección tras la experiencia vivida.
 
Siempre he dicho que para mi este es, sin duda alguna, uno de los mejores restaurantes que conozco en todos los sentidos: entorno, tanto el exterior como el interior, comida, servicio, cocina, amabilidad, simpatía………


Eso sí, hay una cosa que me tiene un poco “preocupado”, salgo de aquí con la sensación de no necesitar comer nada más en una semana.
Quizás hay restaurantes donde si te sientes lleno dejes algo en el plato pero aquí está todo tan rico que da una pena……..

Veo con alegría que el personal sigue siendo el mismo de siempre, esto me parece una buena señal y que siguen siendo igual de simpáticos y eficientes en su trabajo.

Hoy es de día, estoy acostumbrado a cenar y las cosas se ven de otro modo. Sigo pensando en que me gusta más la noche, que conste. Me parece tener otro encanto.
El local hasta los topes y al parecer está siendo la tónica general de todo este fin de semana tan largo. Me alegro por ellos y además esto significa que las cosas se hacen bien.

Por lo pronto nos colocan tres tipos de pan, a cada cual más rico. No han sido demasiado necesarios por el menú en sí pero al final, a lo tonto, han ido desapareciendo del plato. Es un “vicio” que me tiene perdido.
 
Comenzamos con el primer aperitivo: Crema de foie caramelizada con espuma de avellana.  Un verdadero placer en boca. Fino a más no poder. Sabor y sabor. Da mucha pena que se termine. Comenzamos de diez.


Como segundo aperitivo nos sacan unos espárragos naturales de “La Rioja”. Producto puro, se deshacen en boca. Poco más que decir de algo así.


Llega el turno del primer entrante: Salpicón de la huerta. Un trampantojo en forma de tomate y relleno de marisco. Acompañado de una espuma de manzana ácida.
Muy bonito en presentación y muy sabroso al degustarlo. El interior, lo más sabroso del plato en cuestión es un salpicón de marisco muy rico. La espuma ácida de manzana es un acompañante perfecto para el sabor del marisco.


Continuamos con Pochas frescas en salsa verde con almejas y kokotxa. Unas “bolas” en forma de pocha que recomiendan comer de una en una. Sabor de nuevo en un plato suave, muy agradable. Todo el conjunto resulta muy bien armonizado.




Le llega el turno a un “extra” que hemos intentado cambiar por otro plato para no hacer excesivo el menú. Pero creo que Nacho me quiere “aniquilar” y no sabe muy bien como hacerlo y ha decidido que muera de una tripada. Que conste que sería una muerte muy dulce.
 
Papada de Pio negro sobre alcachofa salteada, cola de cigala a la plancha y aire de soja. Pues no me gusta a mi nada esa papada…… además mi compi ha tenido la “gentileza” de pasarme su ración. No veas como me he puesto. Si eso me lo sacan como plato único, cojo una hogaza de pan casero y allí me paso media tarde untando. Vicioso a más no poder. La cola de cigala, de tamaño XL, por cierto, está de rechupete. Excelente combinación de sabores. Me ha gustado mucho.


Pasamos al huevo poché con perretxikos y torrezno casero frito. Preciosa presentación de nuevo. Esto es ya la ost….. Plato contundente, de sabores marcados. Hay que mezclarlo todo y con un trozo de pan empujar y disfrutar. Gracias por colcarnos cucharas para no meternos un kilo de pan. Pero se merece una buena untada. Otro acierto de cocina, sin duda alguna. Esto pillarlo a las 11 de la mañana en un día de trabajo…… sería la repera.


Aquí nos llega el pescado: lomos de verdel sobre guiso de guisantes y jugo de percebes. Esto lo puede comer un anciano de cien años sin un diente, suave no, lo siguiente. No hace falta masticar. Excelencia en el producto. Los guisantes frescos y jugosos y ese toque de percebe que se deja notar, sin duda alguna, ayuda a hacer más sápido en sí el plato. Muy bien.


Ahora nos llega el plato del que queríamos habernos “escaqueado” pero donde manda capitán……. Así que a por ello que vamos. Un poco os va a poner nos han dicho. Pero este hombre, cántabro y encima con experiencia navarra, es evidente que no sabe muy bien el significado de la palabra “poco”.
 
Cuello de cordero lacado relleno de sus lecherillas. Otro plato consistente, otro plato con mucho sabor. Esa parte del cordero donde compartes la carne y su gelatina…… rico-rico, como diríamos nosotros: gozo-gozo.


Hemos regado todo el menú con un cava que me encanta y que suelo repetir en este restaurante, un Imperial de Gramona.


A este cava no hay plato que se le resista. Con todo “casa” estupendamente. Cada día me gusta más. Curiosamente y gracias a que la “piloto” del coche no puede pasarse con la bebida, el “copiloto” se ha aprovechado bien del asunto y ha podido llegar al final de lo salado con la misma botella.

Como le llega el turno a los postres y sin decir nada, allí que nos aparece, de la mano del camarero, una botella de Neige, sidra de hielo de Canadá. Esto es un placer de dioses. Dulce con ganas, además esa sensación como de “peta zeta” que sientes al tomarlo, invita a beberlo a sorbos pequeños, para que no se termine.

Tenía yo un recuerdo aún mejor, de algo que sobrepasaba este verdadero placer y luego me he percatado de que la vez anterior me tomé un inniskillin y eso ya es placer al cubo. Pero ha sido un vino excelente para acompañar los postres.

Pues comenzamos con el apartado dulce en sí con unas fresas aliñadas con helado de dulce de leche. Generosa ración como no podía ser de otro modo. Riquísimas. En su punto. La mezcla con el helado las hace más apetecibles aún. Puedo prometer  y prometo que si hubiesen estado malas, hubiese dejado la mitad.
 
 Mi cuerpo me ha dicho ya que no necesita más energía. Pero la gula es la gula. Es un pecado que me encanta cometer. Como bien he dicho, mañana es domingo de resurección y todo se olvida.


Vamos terminando. Parece que hemos entrado hace un rato y mirando el reloj comprobamos que son 3 las horas que llevamos dándole al carrillo. Así que a por el último postre: Tarta de queso, “raíces cántabras” en deconstrucción.
 
Pues el nombre lo dice todo, una tarta de queso “desmontada”. El sabor que lo marca es un queso potente. Lo suyo es mezclar todos los ingredientes del plato y disfrutarlo en su justa medida. Postre potente de sabor. He utilizado ya la palabra “rico”? Imagino que en varias ocasiones. Así que lo dicho: rico-rico, mucho.


No hay sitio para nada más, no puedo ni con el café y pienso que así me voy a “librar” de la golmajería pero no. Allí que nos vienen: cucurucho de chocolate relleno de crema de fresa, mini-magdalena y gominola de gin-tonic.
Un genial remate para una comida de quitarse sombreros, de sacar en hombros a los artistas, a todos ellos. Saben muy bien que volveré, yo también lo sé. Aquí siempre la despedida será la misma: hasta la próxima.
Página web del restaurante: www.restaurantesolana.com
El precio de este menú es de 60 euros, bebida no incluida. Excelente RCP, sin duda alguna.

18 de abril de 2014

RESTAURANTE ARTZA. BERMEO: A la rica ANTXOA.

Viernes Santo, excelente climatología y además a sabiendas de que a partir de mañana la cosa cambia un tanto.
Hay que aprovechar el día y uno piensa que el resto del mundo no va a hacer lo mismo y mucho menos que a “todos” se nos va a ocurrir visitar el mismo sitio.
San Juan de Gaztelugatxe es el destino buscado, su cervecería, con la posibilidad de comer un buen pollo asado con alguna ensalada rica y un buen queso con membrillo parece buena opción.
El paisaje, más que aburrido estoy de decirlo, es simple y llanamente espectacular.

Pero, cosas de la vida, al parecer media Euskal Herria ha decidido hacer lo mismo, desde la carretera, viendo la caravana, ya uno va dándose cuenta del asunto.
Lo mejor hacer una parada de “avituallamiento”, a ver si mientras tanto conseguimos quedarnos algo más solos y podemos avanzar a otro ritmo. Acierto total, una vez pasada la hora punta, conseguimos ir mucho más cómodos.
Después de tomar un txakoli en Bakio, ya cerca de las 3 de la tarde, subimos hasta San Juan. En buena hora………. Coches aparcados en todas las esquinas nos indican que el asunto no va a ser precisamente fácil. Una vuelta por su aparcamiento y un vistazo a las mesas nos indican que lo mejor es abandonar el propósito.


Desde allí a Bermeo la distancia es relativamente corta, la carretera, que por cierto está un tanto “arrugada”, es un tanto serpenteante pero merece la pena el paisaje. Es bonita nuestra costa, la verdad. Una de las muchas esculturas parece darse cuenta de nuestra llegada y nos "señala con su dedo". Tantas horas de inquietud esperando llegar los barcos con los seres queridos........
Mi acompañante, mucho más ducha por estos lares, conoce el “horario especial bermeano” para los asuntos del comer.
A las 4 de la tarde es aún buena hora para sentarte en un restaurante y que no te pongan cara de “malas pulgas”. Me encanta a mi este horario.
Pues tras un par de vueltas y un par de preguntas nos acercamos al restaurante Artza.


Lleno, pero tenemos un hueco en una mesa larga. Imagino que seremos los del segundo turno como poco.

Un menú especial  que no tiene mala pinta y eso sí, cambiamos el vino por un txakoli que hay que probar. Ha tenido algún que otro premio y queremos ver si son merecidos. Además el simpatiquísimo camarero nos lo ha recomendado.
Txakoli Aguirrebeko 2013

Txakoli obtenido a partir de uvas Hondarribi zuri, cultivadas en suaves laderas orientadas al sur en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, a una altitud media de 200 m. Tiene un tono amarillo verdoso.
Muy fresco, con fruta muy marcada en nariz y ciertos toques en boca de cítricos y fruta tropical. Buena acidez. Creo que este vino merece esperar un par de años en botella para sacarle todo su potencial. Nos ha gustado  mucho.

Siempre guiados por el camarero, que nos ha parecido un tío muy majo y con muy buen criterio, nos hemos decantado por compartir para primeros un marmitako y una ensalada de bonito.

El marmitako estaba para comerte no uno, tres platos. Mucha cantidad de bonito, la patata cojonuda, el caldo “”gordito”. Una pena eso de las puñeteras calorías. Yo me hubiese comido todo y algo más pero……
La ensalada, muy generosa del ingrediente principal, además estamos donde estamos y aquí el bonito no puedo defraudar. Con un aliño especial que le da un toque sabroso de ganas. No hemos dejado ni una miga.

De segundos, también para compartir, unos txipirones en su tinta con patatas fritas. Este plato no nos ha dicho gran cosa. Producto congelado en ambos casos. Simplemente correcto. La salsa sí que está para mojar pan.


El otro plato ha sido el plato estrella. Unas antxoas frescas pero frescas, creo que con ver la foto está todo dicho. Del Cantábrico, compradas esta mañana.
Pues en un menú de este precio unas antxoas como estas…. Si lo llego a saber hubiésemos pedido los dos lo mismo. Puro producto diez.


El pan, un pan de barra pero de calidad, estaba muy rico. A mi es algo que me pierde y me fastidia que no se le de la importancia que se merece. En este caso me alegro de la calidad.
No hay demasiada hambre ya pero un postre para compartir no estaría mal.
Nos dicen que no queda gran cosa por la hora pero que la tarta de chocolate y naranja está muy rica y además es casera.


Pues señores, rica no, lo siguiente. Mira que no soy yo demasiado amigo de las tartas de chocolate pero esta estaba estupenda.
Un cortao para rematar la faena y esa sensación muy satisfactoria que hace que sepas que si vuelves a Bermeo, volverás a repetir y que si alguien te pregunta se lo recomendarás sin duda alguna. Eso ya lo dice todo.
El precio del menú especial son 18 euros. Nosotros hemos cambiado el vino por lo que al final han sido 49 euros por los dos que me parece una excelente relación calidad precio. Me quedo también con el servicio, simpáticos todos ellos.


Nos acercamos hasta el puerto, allí están los barcos que tantas alegrías nos dan en la mesa en forma de pescados. La foto que encabeza este comentario es un pequeño homenaje a su labor.
También observamos los daños producidos por los últimos temporales de este año tan complicado. Prueba evidente de que el mar es preciso y tranquilo da calma pero cuando se "enfada" nos demuestra todo su poder.
Me ha gustado Bermeo, tiene mucho ambiente, eso sí, si quiero algún día jugar al “escondite” no será el destino elegido, me he encontrado con medio mundo conocido y parte del otro. 

7 de abril de 2014

RESTAURANTE LOS ARCOS DE QUEJANA: EN UN PRIVILEGIADO ENTORNO.

A veces el hecho de tener a tiro de piedra un local hace que no le prestemos la atención merecida. Siempre buscamos lejos lo que tenemos cerca.


Este restaurante que también es hotel, esta ubicado en uno de los 24 pueblos que componen el Ayuntamiento de Ayala/Aiara.


A media hora de Bilbao y otra media de Vitoria/Gasteiz, el paraje es tranquilo, verde, silencioso. La antigua casona donde se ubica es muy bonita y muy cerca se sitúa el conjunto monumental más importante de la época medieval en la provincia de Alava, declarado bien cultural por  el Gobierno Vasco. No puedo por menos de colgar dos fotografías puesto que la de época invernal me ha parecido simplemente preciosa.



Desde aquí podemos acceder a museos, queserías, bodegas de txakoli….. y muy cerca podemos disfrutar de uno de los paisajes más bonitos de la zona, justo situado bajo Sierra Salvada. La fotografía que encabeza este comentario nos demuestra toda su hermosura.


Pequeña barra de bar en la entrada, una preciosa terraza donde con buena climatología, como es el caso de hoy, se puede tomar un txakoli antes de entrar a cenar y tomarte un cafecito después.  Puede ser que incluso tengas la suerte de ver pasar unas cuantas “rubias”  por delante. 



El comedor es amplio, las mesas de buen tamaño y bien vestidas. Servicio muy atento en todo momento.


En la pared,  justo encima de nuestra mesa, un cuadro me recuerda a un amigo, un catalan que sabe que uno de Portu nace y vive donde quiere. Una abrazo Jero.

Hoy había muchas mesas ocupadas pero al comentarlo con el camarero, nos comenta que a excepción de nosotros, todos los demás con clientes del hotel. Por algo veía yo pasar los mismos platos para el resto de comensales.
Pues como siempre, sigo sin entender que un lugar como este, un sábado a la noche, en una noche preciosa, siga sin atraer a nadie. Más que preocupante empieza a ser esto. ¿No termináis de daros cuenta de que el dinero no se puede comer?

Tras echar un vistazo a la carta de vinos, nos decantamos por un Albariño, le comento que si tiene alguno de alguna añada más “vieja” y nos saca una de Leira 2011. Muy frutal todavía. Manzana, fruta madura, melocotón tal vez?
Buena entrada, buena acidez, estupendo postgusto. Además a esto se añade un precio muy comedido. Copas correctas, servicio de presentación, apertura. La cubitera no es necesaria, su temperatura es más que suficiente.


Dos txapatas correctas de pan, cobrado a 1,20 más iva. Es un tema que llevo muy mal pero es lo que hay. Nadie me pregunta si quiero pan o no, me lo ponen allí y luego me lo encuentro en la cuenta. Sin más, no es algo grave.
Dos croquetas riquísimas que han volado, tanto que ni tiempo he tenido para sacarles foto han sido los aperitivos ofrecidos para abrir estupendamente los sentidos.

Para compartir, una ensalada de bacalao, piperrada y pil-pil


Bonita presentación, buen tamaño, buen producto. Pequeño problema con la sal, no sé si en estos tiempos que corren la salud premia sobre el gusto pero ha salido sosa. He pedido un poco de sal, además de la “gorda” y solucionado el asunto.


Ricos los pimientos, rica la patata, buenos trozos de láminas de bacalao. Buen comienzo de cena.

De segundos, dados de bacalao a la plancha con tres salsas diferentes, lo que sería una pequeña degustación de tres preparaciones distintas, las típicas. 

Volvemos a tener el problema de la sal, en este caso el plato es para mi acompañante y al parecer la costumbre de comer sin sal hace que no le resulte un problema. Yo no puedo pasar de semejante ingrediente que hace subir mucho la nota de cualquier plato.
Es un tema discutible hoy en día. Quizás deberemos comenzar a prepararlo de dos modos, para "sanos" y para los de siempre, los que gustamos de sabores por encima de detalles "médicos".

Además hablamos de un plato que en nuestra mente es de gusto salado por naturaleza.

Yo he visto en la carta un plato que es una de mis pasiones, así que ni me lo pienso dos veces.

Manitas de cerdo caramelizadas.


Bien presentadas, buena ración, deshuesadas y albardadas. La salsa que las acompaña no he terminado de saber muy bien de que era. He echado de menos una bizkaina, es una salsa que me apasiona y que creo que es la compañera de viaje ideal para este plato en concreto. Estaban ricas.
Las acompañaban también unos pequeños dados de reducción al Pedro Ximénez. Yo el PX en copa y para acompañar al postre, en ese momento sí que me "emociona".




De postre, para compartir puesto que es una ración más que generosa, un hojaldre de manzana recién horneado. Este ha sido el plato de la cena. Muy rico, muy suave, templado de temperatura. A fin de cuentas es una pequeña tarta de manzana que estaba de rechupete.

Como apetece ya echar un cigarrito, los cafés los tomamos en la sala de recepción del hotel. Bonitos sofás. Hay una sala que une el restaurante y el hotel, llamada la sala azul por el color de sus asientos pero hoy la temperatura no es la más adecuada para semejante ubicación, así que uno que se las pira a echar el humo a la calle.
Una infusión, un cortao bien preparado y una copita de PX 1927 dan por finalizada la velada.  Abonados un total de 90 euros por todo ello, me parece una correcta relación calidad-precio. Desde luego que el punto fuerte de este restaurante es, sin duda alguna, su incomparable entorno.